Otros investigadores, como el guayaquileño Abel Romeo
Castillo, retomando pasajes de crónicas y documentos legales de la Colonia,
evidencia que los negros vivían en
Ecuador y formaban parte activa de la economía imperial, como esclavos o libertos
que usaban estrategias de negociación hacia una mayor movilidad social con las autoridades civiles y
eclesiásticas (182-191).
La
historiadora española María Eugenia Chaves, revisa también las relaciones entre
amos y esclavos en el Tardío Colonial, centrándose en el caso de la negra María
Chiquinquirá Díaz, quien debió librar una dura y astuta batalla legal en el siglo
XVIII de Guayaquil por su emancipación.
Encontramos
testimonios de la presencia de los
afro-ecuatorianos también en los manuscritos de algunas religiosas coloniales,
como Gertrudis de San Ildefonso, llamada la Perla Mística (Iturburu 2002,
135-171), así como en los relatos biográficos de Santa Marianita de Jesús, la
primera santa ecuatoriana (ver cuadro más abajo). En ellas, el personaje
afro-ecuatoriano aparece como elemento integral de la historia religiosa del
Nuevo Mundo.
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