jueves, 28 de septiembre de 2017

el lenguaje de los guayaquileños

En el período subjetivo de la linguística muchas posiciones se tomaron sin razones. A través de la crisis se formula la exigencia del razonamiento de la argumentación, de la demostración, y no hay por qué renegar ni refutar las opiniones no fundamentadas; ellas se extinguen por sí solas.

(Louis Hjemslev, El Lenguaje, 10)

o.
El presente trabajo fue elaborado para ser leído en una conferencia (Jornadas de identidad Nacional: Guayaquil. Enero del 88 en la Casa de la Cultura). La premura me impidió elaborarlo mejor. Durante la conferencia noté que -una vez más- la parte mayoritaria de los asistentes se inclinaba al comentario da la performance, y no al de la competencia, como hubiare sido ideal. Esa inclinación era, para traducirlo a más claros términos, una creciente y legítima preceocupación por la manera en la cual el lenguaje se relacionaba con "lo social": el habla y el argot vistos como mecanismo de comunicación.

Posteriormente revisé el trabajo a la luz de los escritos de Nicolas Ruwet, en ese entonces Director del Departemento de Linguística de la U. Paris VIII-Vyncennes, sobre todo aquellos que hacen referencia al estudio de expresiones y modismos, y a la utilización de la e femenina en francés. Esta información subyace a las “Notas” que terminan el ensayo.

1.

No necesariamente un conjunto de preposiciones refleja la constitución de una ciencia ni de un pensamiento científico. Al abordar el lenguaje, debemos aún limitarnos al campo de la competemcia, o sea, conocimiento que el locutor tiene de su lengua, y no al de la performance, es decir, al empleo efectivo de la lengua en situaciones concretas. Esta necesaria delimitación nos pone frente a un hecho no totalmente estructurado: el lenguaje como signo crucial de la humanidad, el lenguaje humano. En sentido estricto, lo que concierne al argot y a determinados estilos del habla popular pertenece al campo de la sociolinguística. Esta rama de la linguística, de inacabada constitución, se ayuda de otras áreas, como la psicología de masas, la filosofía del lenguaje, la antropología, y la metodología de investigación. No obstante esta dramática situación, es necesario sugerir ideas que nos permitan percibir mejor el problema.

2.

El lenguaje es un signo: posee estructuras y leyes que organizan su existencia. Tiene una dinámica propia y autónoma y es indispensable en la mayoría de las culturas de los diferentes pueblos a lo largo de su historia. Es también un conjunto de signos (que algunos llaman “sistemas) frente al cual se alinean los parlantes. En el caso que nos compete (la producción y existencia del argot) vale dejar en claro que sus bases de formación, su proceso, no reviste mayor singularidad. Las reglas de combinación y la materia prima (el alfabeto) son válidas y equivalentes para (y en) cuaquier proceso de creación de nuevas palabras. Chomsky señala muy bien estas posbilidades de expresión infinitas con medios y reglas finitos (1969, para la edición en español). No se trara de una innovación lingüística que parte de lo social, sino de una regla inherente a toda lengua. “Lo social” tiene que ver con la performance y ésta, a su vez, con el plano semántico, cuya situación, según el estado actual de las investigaciones, depende de la arbitrariedad del auditor, de su capacidad interpretativa que está, a su vez, determinada por la historia, la psicología, la sensibilidad estética, la educación, entre otros factores. Es decir, por varioss niveles que nadie ha podido integrar científicamente (ver nota 1). El plano fonológicojuega un rol secundario y su participación tiene que ver con la modulación y manejo d eritmos vocales que modifican, en determinadas circunstancias, el mensaje.

Parecería que el argot llama la atención únicamente por su “explosividad”, su pintoresca transmisión y, junto a ellos, las connotaciones referidas a una supuesta génesis de carácter sociológico. Es indudable que el espacio urbano y la tradición jergal callejera e inclusive la literatura, influencian y acrecientan esta tentaiva: tradicionalmente se hace hincapié en la metáfora, la metonimia y la sugerencia como motores de creación del habla popular y el ragot. Una invitación para hacer el amor es “echar un polvo”, “ir a un entierro”, “lanzar o echar un palito” (metáforas), “tener un cuerpeo” (metonimia: la relación se reduce a lo físico del encuentro), “ir a la cama” (sugerencia: el lugar sustituye la acción).

Se ha considerado el argot como producto de una voluntad clandestina: la necesidad de los ladrones para no ser situados. En Europa, los delincuentes y el hampa, desde el siglo XV, ya tenían un lenguaje secreto para comunicarse entre ellos. Aún hoy se conoce que el hampa italiana posee un código cerrado de simbolización. Actualmente, todo argumento en este sentido es insatisfactorio.

Junto al argot tenemos otra dimensión del lenguaje: el habla popular. Este se diferencia por no ser de utilización exclusiva. Las fronteras entre ambos no son fáciles de establecer pues viven asimiládose continuamente. El auge de la jerga tiene que ver, de un lado, con una necesidad humana de "expresar de manera distinta" el mundo, con la situación de la lengua impuesta (nuestro español portuario, por ejemplo) y las influencias idiomáticas prestigiadas por el pueblo o las clases sociales en su conjunto, como ocurre con los anglicismos. De otro lado, y en términos más subjetivos, con el prestigio que tiene quien mejor domina el argot. Este último punto podría integrarse a un estudio de los personajes del barrio (o de la ciudad): los líderes de pandillas, la mujer deseada, los casanovas, los vendedores ambulantes, los tenderos, etc.

En un sentido más preciso, y ligado a un postulado de la gramática generativa, podemos decir que el argot reafirma la idea de que la misión fundamental del lenguaje no es conmunicar sino enunciar. Podemos valernos del lenguaje para conunicar algo, pero esto no significa que el fin del lenguaje sea la comunicación. El sujeto parlante del argot enuncia y sabe que el receptor no está a su nivel para descodificar lo enunciado, volviendo el lenguaje algo cerrado y personal. Esto -aparte de los comentarios psicoanalíticos o psicológicos- no suprime en nada el hecho de que lo enunciado sea lenguaje. El que no se acentúe el marco referencial común (para recordar el esquema de comunicación de Jackobson, cuando habla del lenguaje como proceso) no significa que no deba y ser considerado como no correspondiente a la norma, aunque conceptos como regla y excepción son aplicables a determinadas normas gramaticales de consenso, pero en sí, no tocan en lo absoluto la validez de la emisión.

El argot es un hecho oral. Su inmediatez y espontaneidad lo vuelven casi inasible en la escritura. Esta última queda impresa, mientras que el argot rechaza toda fijación temporal. De allí que la literatura argótica precisa de acotaciones, aclaraciones, notas al pié de página; y aún así, con el tienpo esas palabras seran sustituídas.

Podemos acotar con Pierre Giraud (1969) que el argot es pintoresco, rico y técnico. No obstante su basamento en la gramática de la lengua, trastoca los tiempos del verbo, la construcción de la frase, etc. Su ser clandestino se expresa en la forma o en el sentido de lo enunciado, esto se ve como amibivalencia de significado o como equivocación en la expresión. Los grupos sociales establecen qué es lo positivo y lo negativo del hombre y la sociedad. Y, por lo general, expresar lo negativo lo que interesa al argot: la miseria, las enfermedades, la cobardía, el miedo, la mentira, la sociedad, la infidelidad, etc. Mientras que lo positivo tiene menos denominaciones: la belleza, la justicia, la armonía, la fidelidad, etc.

3.

¿Cómo se forma el argot? En su interior encontramos reglas generales que sirven a todo proceso de renovación linguística. Puntualizando tendríamos: a) por epíteto y metáfora de naturaleza; b) por sustitución sinonímica; c) por sustitución homonímica; consiste en reemplazar un término secreto por una palabra de la misma forma, un homónimo es una suerte de calembour; d) por sustituciones de forma; de la misma manera que se puede esconder una palabra bajo otra de sentido diferente, se puede sustituir una forma (derivada) de la primera; esto lo conocemos como indirectas o palabras de doble sentido, cuya manifestación depende mucho de la entonación que utiliza el hablante; e) el código: consiste en marcar la palabra deformándola por introducción, sustitución o intervención de letras o sílabas (parásitas o no); ejemplo: loco=locadio==locario=lucrecio=loco; f) inversión de sílabas, letras o palabras: esto es muy usual en inglés y se lo conoce con el nonbre de back-slang. En nuestro medio, un ejenplo podrla ser: mujer=jermu, marido=dorima; g) el prefijo parásito que deriva de un roodo peculiar de codificación, es más rudinentario y consiste en marcar las palabras con una sílaba convencional, se lo ve mucho en los locutores infantiles; ejemplo: chacó chamo chaes chatás=¿Cómo estás?; h) el corte. Es uno de los procedimientos normales de las lenguas técnicas pero puede asegurar un rol críptico, ejemplo: esfero (gráfica), uni (versidad), presi (dente), compa(ñero), (compa)ñero; j) por préstamo; se hace alusión a denoninaciones básicamente nacionales que, por lo general, tienen un carácter despectivo: gringos (estadounidenses) , rusos (soviéticos) , gallinas (peruanos) , corronchos (colombianos) , che (argentinos) , monos (ecuatorianos) , ticos (costaricenses), nicas (nicaraguenses). (ver nota 2).

Es probable que en varios de estos puntos, sobre todo en el h (el corte), exista un principio de economía del lenguaje, propio de sociedades de desarrollo tecnológico avanzado y de determinadas formas literarias. En inglés el verbo to get nb sólo tiene varias significaciones sino también una altísima cantidad de usos. En nuestro caso, el corte tendría que ver con la urgencia, prontitud y eficacia con que se transmite el mensaje ya que, al igual que ocurre con el humor, el argot tiene un corto tiempo de duración y debe ser instantáneamente aprovechado para ser entendido.

4.

En Guayaquil, el argot es conocido como coba. Jerga de.delincuentes y transeúntes femeninos o masculinos, generalmente radical según su educacióny origen seocial. El uso de la coba pasa por la opinión que el consenso manifiesta, pero aun así, tiene muchos adictos y una manera muy fácil de penetrar y organizar gran parte del habla popular y de la comunicación corriente de la calle. Quizá sea en el habla popular en donde el elemento "humor" se presenta, neutraliza y modifica las descargas, a veces groseras, de la coba (piénsese en los “piropos” que se escuchan en las calles del puerto, y cuyos receptores, verdaderas "víctimas", son generalmente las mujeres). Sólo una disminución de la descarga agresiva y violencia del mensaje jergal puede provocar acogida del mensaje de parte del receptor (la mujer). Al mismo tiempo, esto nos remite a la idea enunciada antes de que el objetivo del lenguaje no es la comunicación sino la enunciación, sobre todo en el contexto social y verbal de fines de los años 60, fecha en la cual, coincidentemente, Guayaquil sufre una expansión urbana descontrolado, que desemboca en la destrucción casi total de su infraestructura.

De esta manera podría reconstituirse el plano de la comunicaci6n y completar el círculo Emisor-Mensaje-Recepeptor-Mensaje-Emisor (ver nota 3).

El habla popular guayaquileña tiene en la coba una fuente y a su vez un enemigo que impide la utilizaci6n generalizada de una forma más homogénea de discurso callejero, algo que podríamos denominar hipotética e ilusoriamente: el lenguaje de los guayaquileños. ¿Cuáles son los antecedentes de la coba? ¿Cómo surge? Para contestar estas preguntas debernos hacer referencia al proceso de constitución del espacio urbano, Guayaquil como lugar de encuentros multiculturales y multiraciales, como campo de convergencia de diferentes pronunciaciones, vocablos, estilos, lenguas. Es el caso de la emigración serrana y su canpesinado indígena que aportan con el quichua. Guayaquil es el espacio en el que aparecen se configuran y modifican cientos de formas argóticas de comunicación. En esta configuración, hay un par de aspectos a tomar en cuenta: el interno y que tiene que ver con la vivencialidad de los sectores que se asientan y contribuyen a estructurar la ciudad; y el externo, que se relaciona con la problemática. de las emigraciones: procedencia geográfica, causas de la emigración, tipo de clases sociales, entre otros.

En el aspecto de las emigraciones podemos decir que éstas son múltiples. Desde el siglo XIX llegan ciudadanos europeos quienes, al poco tiempo, desarrollaron una intensa actividad comercial. Esta misma dinámica, referida al movimento económico, será más clara con la posterior llegada de emigrantes del medio oriente y, en menor proporción, de italianos. En los úiltimos añtos, el predominio pertenece indudablemente a emigrantes asiáticos: antes fueron chinos, actualmente son coreanos, tailandeses y, en menor medida, camboyanos y vietnamitas. Todos ellos, ligados al intercambio comercial. A nivel del aporte linguístico su aporte es nulo porque mantienen el espiritu de comunidad racial y de secta, totalmente cerrado a la integración nacional.

Otro tipo de emigración, cuyo efecto es radicalmente contrario al primer caso ocurre en los estratos bajos de la sociedad, es la de los campesinos de las provincias de El Oro, Los Ríos y Guayas, explicables por la estrecha relación con esas zonas y la hegemonía del modelo agro-exportador. Reglón aparte merece la notable influencia de la emigración de la provincia afro-ecuatoriana: Esmeraldas; cuya herencia expresiva nos conecta directamente con lo Caribe. En la década del 60, Guayaquil experimenta la llegada de esmeraldeños (antes, y con motivo de la construcci6n de ferrocarril, estuvieron y se quedaron en Durán, junto a los jamaicanos): en pleno boom bananero. Ellos formarón al sur de la ciudad el barrio conocido cono "Cristo del Consuelo", antes llaniado "de los Estei" (en alusión a los negros de EEUU, dada la vistosidad, estatura y manera de ser de los esmeraldeños). En la actualidad, la emigración esmeraldeña es permanente (aunque se ha registrado, desde poco antes del 2000, una notoria inclinación por emigrar a Quito y países europeos), y existen, por lo menos, dos generaciones de afro-ecuatorianos nacidos (y crecidos) en Guayaquil. Ellos, de todos modos, mantienen un puente de comunicación con la provincia de Esmeraldas.

Punto aparte merece también la emigracion del campesinado indígena, que desde la epeca de la Revolución Liberal buscaba mejorar sus precarias condiciones de vida y cambiar el modelo económico feudal y esclavista en el que vivían. Otro impulso dinamizador del habla popular fue dado por los marinos extranjeros que llegaban del Caribe y el Pacífico sur. Ellos tenían la facilidad para recoger y divulgar formas expresivas portuarias, manifestaciones culturales que más tarde definirán el aspecto del habla popular en Guayaquil.

Para los años 70, Guayaquil sufrirá una ruptura total en su ritmo de desarrollo urbanístico. Los barrios residenciales que eran el límite de la ciudad, se verán cercados por inmensas barriadas marginales, resultantes de las tomas de tierras. Guayaquil entrará al ciclo del desarrollo brutal, disparejo y anarquizado que existe en las grandes ciudades del Tercer Mundo y, sobre todo, de América Latina.

Los años 70 dinamizan y redefinen las formas de relación cultural en Guayaquil. Empezará la destrucción del difuso y anquilosado concepto de guayaquileñismo promovido por la oligarquía local después de la Independencia, en el siglo XIX, caracterizado por proclamas de civismo, cantos de himnos y banderitas en épocas de aniversarios de la fundación de la ciudad. Lo institucional será caotizado: la Municipalidad de Guayaquil será destruída a manos de la política y los partidos populistas, y los sistemas educativos secundarios y universitarios entrarán en una crisis desgastadora y en un anacronisiro singular. En este contexto, una de las manifestaciones culturales más afectadas fue el habla popular, sobre todo el auge y masiva divulgación de la coba en otras esferas de la sociedad.

De manera general se ha dicho que las vertientes que constituyen la coba guayaquileña actual son: la del Caribe, que llega via marítima y por la emigración esmeraldeña (y colombiana, en menor medida), la misma que es divulgada por la radio y televisión bajo formas de música tropical, telenovelas y propagandas. Otra es la vertiente de La Plata: Apareció con el lunfardo escuchado en los tangos (de vieja aceptación en Guayaquil) y en el argot del fútbol, el deporte de las masas que filtra la vitalidad popular del estadio y las canchas deportivas los fines de semana. Hay que añadir también la vertiente indígena; su aparecimiento se registra en el centro de Guayaquil, en la llamada Zona Roja del Mercado Central. Es posible hablar también de una cuarta vertiente; la que llega via New York y Los Angeles, que utlliza anglicismos, un espanol mixturado con inglés (recordemos el habla de los chicanos y de los boricuas) cuyos transmisores son los numerosos viajeros. Finalmente, ya en los años de la computación y el internet, una vertiente informática: la que flexiblemente se apropia del vocabulario tecnológico para producir palabras como chateo (de chat=conversar informalmente, en inglés).

En torno a estas grandes vertientes se organiza el vocabulario de la coba en Guayaquil. En la entonación, por ejemplo, se nota la hegemonía de lo Caribe (que a su vez corresponde a un Castellano pronunciado en el sur de España y que sufre la influencia de la cadencia tonal y melódica de dialectos africanos, sobre todo en la época de la colonización española). Entre nosotros, ejemplo de esto es la pérdida de la pronunciación del fonema s, sobre todo al final de las palabras, como en máj o meno (más o menos).

La modulación y el ritmo son también componentes de éste fenómeno. Se podría codificar las distintas modalidades rítmicas del habla popular guayaquileña en un estudio de frecuencias y distinguirlas con relativo éxito de las correspondientes a la coba. Por ejemplo, en el sector llamado (no sé si exagerada o despectivamente) "lumpen", hay una cadencia en el fonema sh que la identifica plenamente. El antecedente de este fonema es el s. Para ilustrar: de sabe se desprende sá, luego shabe, cuya pronunciación es similar a la ch/y platense. Hay ademcás otra variante: el prolongamiento del sonido en la primera sílaba: shabe deviene en shaaaaaabe. La burguesía guayaquileña habla con una cadencia en la cual los sonidos nasales son su distintivo; muchos trasvestis de la farándula nocturna (sobre todo en el momento de la extroversion) tienen otra; los sectores ligados a la actividad portuaria tienen no sólo otro ritmo sino tarn bien un código gestual distinto; sólo por citar unos cuantos. Como resulta obvio de este punteado, hace falta un minucioso trabajo de documentación que incluya biografías, crónicas urbanas, y documentos de archivo con el fin de armar un cuadro sociolinguístico más completo del problema. De la misma manera, se debe recuperar y actualizar las investigaciones realizadas por el gran y llorado Dr. Justino Cornejo, quizá el único linguista ecuatoriano que ha escrito una parte significativa de su obra teniendo en cuenta al habla popular, la jerga y el lenguaje a nivel performativo.

5.

Como conclusiones a esta breve introducción al habla popular de los guayaquileñoa tendríamos:

1) hay que distinguir metodológicaniente el habla popular del argot. El prinnero es más amplio que el segundo, no tiene su carácter cerrado y exclusivo pero lo acepta como contribuyente;

2) los mecanismos de formación del argot deben ser estudiados como constitutivos de todo sistema de lenguaje hablado, y no como un hecho aislado, por más innovador que resulte;

3) desde el punto de vista linguístico, el argot reviste una particularidad: es un código cuyo significado es traducible a otra lengua pero no de manera total;

4) en situaciones de efervescencia social (de caracter populista, sobre todo) el argot tiende a radicalizarse como fenómeno del lenguaje, sus características y utilización se vuelven más amplias, asumidas, burladas y criticadas por la sociedad;

5) en Guayaquil, los componentes del argot (la coba) son: lo Caribe, el lunfardo, el quichua, los anglicismos y neologismos, provenientes del habla de los latinos residentes en EEUU, y, en los últimos años, de España, así como el lenguaje de la informática;

6) los medios de comunicación aseguran la divulgación e influencia del habla popular;

7) el idioma español es el macrccosmos que cohesiona la coba, es el lugar matriz que origina y acepta nuevos vocablos y es el cuerpo que presta nuevas normas gramáticales en el ordenamiento de la frase. La coba está sujeta a la gramática castellana: el verbo incluye el pronombre y la frase el sujeto y el predicado (ver nota 4);

8) las formas coberas ininteligibles se divorcian de esta gramática escolar pero se integran a una modalidad poética, caracterizada (como ocurre con cualquier poema escrito en cualquier idioma) por un fraseo alterno al corriente, ligado más a lo imaginativo y auditivo (caso de imágenes y metáforas, y de los trabalenguas o los juegos verbales infantiles);

9) en la coba, la mujer aparece como sujeto agredido, en la performance de la coba, el sujeto parlante femenino es menos numeroso.

notas

1.- Para Rodríguez Castelo lo que explica o da cuenta del cambio, pertenece al campo semántico (al menos, es al "cambio" a lo que más se refiere (1971). Hay que establecer dos cosas; cuando Hjemslev o el propio Chomsky hacen referencia a la substancia de contenido, o al plano de profundidad, no se refieren al campo semántico, tal como lo entiende la doxa, no se refiere "al significado de las palabras o frases", sino a un nivel determinado por el plano sintáctico en el que uno explica los cambios linguísticos que originan frases de manera infinita. Posteriormente, y para esto es necesario seguir cualquier historia actualizada del pensamiento linguístico no-francés, Chomsky y varios de sus seguidores (Halle, Keyser, Ruwet, Milner) han insistido en tomar distancia y ser científicamente más escépticos del éxito de las investigaciones en el plano semántico ya que, teóricamente, no hay fundamentos reales para reflexionar con éxito definitivo. No obstante, los menos ortodoxos han realizado estudios de semántica (estructural, semiótica, generativista) e inclusive han abordado el estudio de la literatura desde tesis que originalmente no fueron concebidas para ello, confundiendo el lenguaje literario con el lenguaje cotidiano, susceptible este último de ser -con todo derecho- revisado a la luz de la gramática normativa. No es de extrañarse que gran parte de este debate aún continúe. Esto, a mi modo de ver, es otra preocupación que tiene como fondo la "disputa de la verdad social", en este caso de la verdad acerca de la relación hombre-lenguaje-mundo.

2.- El párrafo que corresponde a los tipos de renovación linguística, repite normas de producción que existen para todos los idiomas y para todas las formas productivas y no únicamente argóticas. De ahí que es probable que los ejemplos sean coincidentes con modismos que se emplean en otras regiones geográficas. Hay, entonces, un lado inmotivado de producción de significantes y sonidos, que no se debe explicar necesariamente desde la noción de "influencia linguística".

3.- Generalmente se hace referencia a la comunicación como un esquema de tres elementos: emisor -mensaje-receptor/emisor. He suprimido este esquema porque lo considero injustificado: el lenguaje no tiene como fin intrínseco la comunicación (ésta es de carácter social, cultural). Este proceso de enunciados que quieren ser descodificados y sirven para "aclarar" las relaciones humanas (hablo de la comunicación) en realidad hace del lenguaje un medio. Y la teoría de la comunicación no está ligada directamente con la formulación de la autonomía del lenguaje. Prefiero hablar del lenguaje en su dimensión "infeliz", o sea, cuando no aparece con el evidente fin de unir las voluntades de los emisores.

4.- Otro ejemplo de esta obediencia del argot a las reglas gramáticales del castellano es la asunción del femenino; por ejemplo: la palabra SERRANO ha sido muy utilizada (en Guayaquil es injustificadamente un insulto); el argot, por corte, la transforma en RRANO, y luego por trastoque ( inversión), la vuelve NORRA. Según Justino Cornejo (1958), NORRA se aplicaba "a los hombres naturales de la región andina del Ecuador". Pues bien, la gramatica obligó a que la a fuera sustitulda por la o, ya que es la terminación para el masculino: NORRO. Quedando la primera forma (NORRA) para el femenino "Una regla idiomática es por tanto una suerte de regla de reestructuración..." (Ruwet 1983).

obras citadas

Cornejo, Justino. Diccionario del hampa guayaguileña. U. Estatal. Guayaquil. 1958.
Chomsky, Noam. El lenguaje. Credos. Madrid. 1969.
Denis, Francoise. El argot en El Lenguaje y los grupos humanos. BBAA. Nueva Visión. 1976.
Giraud, Pierre. L'argot. Paris. PUF. 1969.
Hjemslev, Louis. El Lenguaje. Madrid. Credos. 1976.
Rodríguez Castelo, Hernán. Léxico sexual ecuatoriano y latinoamericano. Otavalo. Gallo Capitán. 1979.
Ruwet, Nicolas. Du bon usage des expressions idiomatiques in Recherches Linguistiques. U. Paris VIII-Vyncennes. 1983.