lunes, 26 de diciembre de 2016

Michel Butor y Michel de Certeau: ¿Para qué sirve la teoría literaria?


En los años de la Católica, en una edición de Seix Barral, compré los dos tomos de Butor "Sobre literatura". Desde esa época hasta hoy, los he avanzado de a poco, sobre todo para llenar alguna curiosidad o necesidad bibliográfica específica, pero me han acompañado en mi auto-exilio. Hace un par de días decidí terminar el primer tomo. Abrí sus viejas páginas, reparé que ya no tenían portadas (¿en dónde se habrán perdido?) y que de alguna manera sigo siendo el jóven lector de esos años. Me explico: Un lector joven busca entender, aclararse, confirmar sospechas o pelearse con la crítica, en este caso. Al mismo tiempo, esa dimensión lúdica y placentera de la lectura debe verificar rigurosidad y desdén por la racionalidad extrema, pues al final es sólo una forma más de tiranía mental.
El resultado de mi lectura ha sido una experiencia muy agradable pues, a pesar de que los ensayos de Butor fueron escritos a fines de los 50s, se mantienen frescos, calmadamente eruditos, detallados y creativos.
He leído con emoción sus comentarios sobre "La princesa de Cleves", Dostoievsky, Kirkegaard y Julio Verne. Me he preguntado cómo aplicarlos a la literatura ecuatoriana, acaso a la de otras geografías. Y en ese proceso he hecho paralelismos, escrito o terminado en mi mente los ensayos que tengo en carpeta, inéditos, de los años en Oregon y un poco antes. Creo que para eso sirve la teoría literaria: para entender mejor las cosas. A mi edad (biológica e intelectual) puedo descartar con facilidad lo que no sirve o no funciona, y si la teoría no me sirve para un fin concreto (no confundir ser concreto con ser sectario) sé que nada pierdo al dejar de contar con ella. En el caso de Butor, felízmente ha ocurrido lo contrario. Sin embargo, no podría decir lo mismo de Michel de Certeau.
Jesuita francés (1925-1986) de formación clásica cuya obra se da a conocer en los 70s y 80s, no tuvo el reconocimiento mundial de Barthes, Derrida o Foucault tuvieron. Su nombre, para muchos, está aún por ser descubierto. Llegué a su obra por consejo de Piere Cesare Bori, profesor de Bologna que conocí en Oregon, cuando buscaba horizontes para mi tesis doctoral (sobre misticismo femenino en el período colonial de América Latina), pues Certeau escribió mucho sobre el tema.
Mi lectura pendiente era su "Heterologías. Discurso sobre el 'otro'", una llamativa antología de análisis literario y cultural. Al igual que con Butor, y para sorpresa mía, encontré autores en comun, sobre todo Julio Verne y Soren Kirkegaard.  Pero el camino recorrido por éste investigador es más formal y árido que el de Butor, y vale la pena distinguir sus diferentes aproximaciones al material de estudio. El Certeau de "Heterologías", a pesar de su fuerte engranaje en la teoría psicoanalítica de Freud o de algunas referencias a Foucault, se deja leer, da seguridad en el tratamiento del tema y la aplicación de la teoría al material bruto. Quizá su jesuitismo lo garantiza en la destreza, quizá su mismo proceso reflexivo, independiente de las trabas del dogma religioso.
Mientras su "La práctica de la vida diaria" se asume como un libro más abierto, de hecho más

(https://monoskop.org/images/2/2a/De_Certeau_Michel_The_Practice_of_Everyday_Life.pdf) se

conocido, sin llegar a la prosa no espcializada, en cambio "La escritura de la historia" es lo contrario: largas páginas de teorización sobre el mismo objeto en una espiral que agota, frustra y no tiene sentido, a no ser que uno guste de las dificultades gratuitas o las abstracciones, ambas textualidades propias de un momento de infancia académica. He revisado con cierta disciplina y esfuerzo las páginas de este último libro y sé que forma parte de esos que no son para mí. Y, como decía al inicio: la teoría solo me importa si me sirve, si tiene una aplicación práctica que mejore la calidad de la vida (esta tesis ya la he mencionado y sale de "Practicing Philosophy. Pragmatism and The Philosophical Life" de Richard Shusterman). O, para decirlo más concretamente: para descubrir lo que la literatura, el discurso, la vida y sus manifestaciones esconden, quizá para detectar mejor los resortes de la ideología que tanto reclamaban Karl Marx y Raymond Williams, entre otros.
...
Falta poco para terminar el año y mucho ha pasado, sobre todo muchas cosas malas: han muerto nuestros amigos y artistas favoritos, y un neo-nazi, corrupto y vulgar, con dinero y atroz ignorancia, será presidente de EEUU. El lector joven que fui y aún soy quiere dar batalla contra la fatal realidad y las páginas de libros olvidados o inconclusos: "y el negro ahí", como dice la canción.
Me queda mucho por leer aún, es obvio. Lo siguiente será el segundo volumen de Michel Butor y el "The Deleuze Reader", de aquel crítico a quien vi una tarde en Paris VIII, dando clase de cine, mientras Claudia, una linda italiana que apareció en la universidad, alumna de Mario Rossi, lo esperaba, porque quería que Deleuze dirigiera su tesis....

lunes, 19 de diciembre de 2016

Música popular y teoría cultural: nuevas experiencias





A fines de Agosto pasado, inciamos el semestre de otono con un curso que ya he dado varias veces: Aplicacion de Teoría Cultural a letras de canciones representativas, el cual me sirvio para reforzar algunas aplicaciones y distribución informativa (de ahí que incluyo los blogs de mis estudiantes al final de este punteado). La tesis principal era que se podía comprender más en detalle la cultura latinoamericana al estudiar dichas letras y, con ello, entender mejor, más empíricamente, los pormenores de nuestracivilizacion.

Para hacerlo, era imprescindible la aplicacion de conceptos correspondientes a las estructuras verbales predominantes en las canciones. Asi, por ejemplo, vimos que el concepto de "cronotopo" de Bajtin era apropiado para reflexionar sobre los corridos y narco-corridos mexicanos, a veces también sobre el vallenato y el merengue, entre otros. Vimos como el hip-hop, increíble y creativamente corresponde al concepto del "flaneur" de Walter Benjamin, pero llevado a la tensa radicalidad que evocan las peligrosas calles nocturnas y sub-proletarias de la geografia hispanoamericana. En todos los géneros musicales, verificamos como omnipresentes las categorias y figuras que Walter Ong y Roland Barthes establecen como "oralidad" y "discurso amoroso", sobre todo en el bolero y la balada.

Como tela de fondo, y por tratarse de un público estudiantil femenino, me interesaba que pusieran en contacto la reflexión personal/política que Frances Aparicio hace sobre crecer escuchando la música salsa, además de reconocer los tópicos retóricos de la tradición medieval y renacentista, proponderantes en las letras de canciones.

Mis estudiantes hiceron eso y mucho más. Como siempre, hay algo logrado y un largo camino por recorrer. Al final, distribuí en clase estas conclusiones (ver abajo) que son, como ya casi todo en la vida: provisionales, pero basadas en el contexto académico actual. Dejo entonces abajo parte de lo producido, y una invitacion a que nos sigamos encontrando, sobre todo en esta época en que el mundo entra en un proceso de mayor amenaza por el avance del ne-nazismo en diferentes latitudes y nos podría hacer retroceder 80 años o más. Que el diálogo de teoría y arte popular se extienda a otras esferas de la cultura.



CONCLUSIONES

1. La cultura de una sociedad puede ser estudiada a través de sus géneros musicales y canciones representativas;

2. Las letras de las canciones hispanoamericanas tienen una dimensión histórica (son producto de la historia, a la cual reflejan, interpretan y detallan) y un registro de emociones personales (en el caso del discurso amoroso), ambas son linguística e ideológicamente sofisticadas;

3. La teoría cultural es apropiada para analizar las canciones y descubrir sus complejidades como “objetos de estudio” (no son simples formas discursivas sino que tienen niveles complejos de significado);

4. Las letras de las canciones latinoamericanas son universales: tienen una estructura linguística “universal” (que existe en otras culturas y en otras épocas); por ejemplo: la oralidad que estudia Ong, se la puede verificar en las letras de cualquier cultura del mundo y de las canciones; el cronotopo que elabora Bajtin, se configura en el corrido y narco-corrido mexicanos; el discurso amoroso de boleros y baladas corresponde a los parámetros estudiados por Barthes, etc;

5. Las letras de las canciones latinoamericanas nos informan también de situaciones antropológicas, políticas, de género sexual, de jerarquías de poder, etc, como lo analiza Frances Aparicio;

6. Son paralelas al desarrollo y tradición de la cultura española pre-moderna y colonial, y añaden elementos propios del desarrollo de la América ibérica, desde el siglo XIX hasta el presente;

7. Puede rastrearse su génesis (el momento en que nacieron) en la cual se encuentran instrumentos musicales, motivos estéticos/líricos y huellas culturales que vienen de la presencia africana, indígena y española (y sus variaciones), y se funden con la nueva geografía y la vida diaria en diferentes regiones, localidades y países;

8. No queda 100% claro que las letras latinoamericanas sean únicas, que existan con esas características, pues se puede hacer paralelismos con otras culturas, como la estadounidense, y encontrar muchas similitudes, así como diferencias (sobre todo de caracter histórico);

BLOGS DE ESTUDIANTES:

http://ldave002.blogspot.com/2016/12/un-cuento-de-sentimientos.html

http://leahmariie.blogspot.com/2016/12/mi-ensayo-para-nuestra-clase-analizando.html

http://cafecitoconsherry.blogspot.com/

http://delsi25.blogspot.com/