lunes, 22 de septiembre de 2014

A la memoria del niño Juan Elías Vergara Calderón

En el último Enlace, el presidente Correa habló brevemente, con tristeza e indignación, de este joven: en Quito, murió de sobredosis de drogas, las mismas que eran vendidas o dadas por un criminal que también lo violaba. Juan Elías, en su lamentable estado, ya había sido atendido en un centro de salud y debía regresar por nuevas citas. Pero no lo hizo y su madre tampoco lo llevó. Y nadie en ese centro, nadie, tampoco hizo el seguimiento necesario. La policía brilló por su ausencia. Las autoridades legales tampoco aparecieron. Ni durante, ni después de que desapareciera, ni siquiera después de su muerte.
A Juan Elías Vergara Calderón, por pobre, por joven, por drogadicto y violado, lo dejaron morir. Los encargados del caso se lavaron las manos. Las disculpas fueron las de siempre: el joven no vino, la madre no lo trajo, etc. En Ecuador y el mundo no es culpa de los burócratas de la salud, seguridad o asesoría.. Es culpa de la víctima: un joven pobre, perdido el la brutal y corta vida que le tocó vivir. Todo esto lo contó el mashi y la información salió en una reunión semanal de Gabinete. Al final, él tuvo que ordenar directamente que agarraran al criminal (habían dicho que nadie sabía quién era, que no lo encontraban). A los días lo encontraron y ya está preso. Pero Juan Elías está muerto.
No detallo más el asunto para no dar carnada a los que se afanan en criticar al presidente sin medir sus odios, su ceguera por ser de la oposición. Seguro encontrará excusas para hacerlo responsable de esa muerte. Ahí nomás lo dejo. Hoy, de manera sólida, pesada y muda, me duele la muerte de ese joven, casi niño, a quien no conocí. Ruego a Dios que el violador y traficante que terminó con su vida corra peor suerte, que nunca llegue la luz a su alma, que muera pronto y de manera violenta.
Hoy me cayó de un solo golpe la muerte todos los que de esa manera han muerto.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Un libro demoledor de Daniel Kahneman: Thinking, Fast and Slow

Para mí, siempre es grato abrir un libro para aprender cosas nuevas, buenas y de aplicación concreta a la vida diaria (creo también es el único motivo por el cual me interesa la filosofía, el resto es pajareo). El verano, que ya termina, me dio al inicio este magno tomo que he devorado a fuego lento. Hoy he llegado a la última página. Se quedan conmigo muchas de sus líneas y preocupaciones, sobre todo las referidas a la estructura de la felicidad (que el mashi Correa en Ecuador acaso llama El Buen Vivir), las razones de la durabilidad de un matrimonio, el rol del apresuramiento, suerte o planificación en las inversiones económicas, todas ellas muy alejadas de conceptos facilistas o románticos, estilo libros de auto-ayuda.
Ganador del Premio Nobel en Economía en 2002 (junto a su colega, ya fallecido, Amos Tversky) por su trabajo sobre Toma de Decisiones (mi traducción para Decision Making), Daniel Kahneman es un psicólogo que a lo largo de sus años ha tratado de responder preguntas como: ¿De qué manera y por qué las personas toman tales o cuales decisiones? ¿Cuál es la esctructura y dinámica de ese proceso, sus errores, peligros y aciertos? entre ortras. Este libro, en realidad es una suma de varios momentos de su carrera, es de cortos capítulos que se deben leer a sorbo lento por la carga informativa y, a veces, la extrema complejidad del análisis de resultados o explicación de esquemas. Aunque, hay que reconoer, el autor siempre busca legar de manera clara y eficiente al lector laico que se interesa en estos temas.
El libro incluye encuestas, investigaciones académicas e institucionales (universidades, fundaciones) y análisis detallado de los resultados. Al final aparecen varias oraciones que sintetizan, de manera original (en estilo directo y lenguaje diario) lo fundamental del capítulo. Tiene tres partes (la lista detallada puede ser consultada en amazon.com o en cualquier otro enlace sobre el libro) 1. Dos Sistemas (se refiere a Sistema 1 y Sistema 2, que más tarde denominará Ecos y Humans, y de alguna manera nos recuerdan, aunque de manera injustamente parcializada, aquello de "lado femenino y "lado masculino" de la mente humana). 2. En esta establece los ejemplos de cómo percobimos y cómo parcializamos nuestra comprensión.  Heurística y parcialidades. 3. De Confianza Exagerada (mi traducción para Overconfidence) En este capítulo son esenciales "La ilusión de comprender" y "La ilusión de validez" que demuestra, con datos concretos, cómo funciona la memoria, el recuerdo, lo vivido, lo pensado y lo imaginado.
Al final de su obra, el autor reflexiona sobre el ímpetu humano y la preferencia por las experiencias intensas pero cortas en desmedro de las consistentes, sostenidas y de menor intensidad (un tema tan comun en las canciones latinoamericanas) y cómo estructuran, forjan una manera de ser en la cual el Sistema 1 y Sistema 2 determinan a su modo la felicidad de las personas...
Este libro, en mi lectura, sin duda queda como una obra de toda la vida de Kahneman, quien justamente, en estos días, sigue desarrolando varias de esas ideas, esta vez coincidiendo con algunos gobiernos que han tomado la iniciativa, aunque aún en estado de comprensión de estas ideas.