La primera es aquella de que el fútbol no tiene lógica. Todo tiene lógica o, más exactamente dicho: su propia dinámica. Los que afirman semejante barbaridad no quieren recordar que se trata de actividades físicas humanas y que las variantes se evidencian sólo en los momentos de la práctica misma: por eso un partido siempre es diferente a otro y, por ponerlo de manera exagerada, el mismo equipo es otro semana a semana. Lo "accidental" (el estado de preparación mental y física y la aplicación de técnica, por ejemplo) en realidad alteran "lo estable" (el pedigree de los jugadores, por ejemplo).
La segunda afirmación es aquella de que la mujer es un misterio. Como soy enemigo de jueguitos verbales y abstracciones, anoto solamente lo que Mariana Gómez escribió al respecto: "Sólo a los que no saben leernos les resultamos un misterio".
La tercera es que Dios no existe. Los que se afanan en "demostrar" que Dios no existe por el simple hecho de que "no se lo ve" son los mismos que aún reflexionan si el amor existe. No entro en discusiones sobre si debe durar mucho o no, ni sobre los tipos de amor, sólo anoto un paralelo. Dios es una realidad mental, emocional y simbólica. Existe porque lo sentimos, lo soñamos, lo imaginamos y lo necesitamos. Esto lo saben las personas desde hace muchos siglos, sea en su manifestación rústica como ingobernable fenómeno natural o en su versión privada más controversial: la de los "raptos" que ocurren siempre a los santos... y a varios millones cuando se quedan mirando fijamente al horizonte. Pedirle a la Ciencia que explique la existencia de Dios es pedirle al vecino que cancele lo que le debemos al banco. Sin embargo, debo recordar que solamente el ser humano tiene la capacidad de generar desde sí mismo un sentimiento hacia Dios... Pero no abundemos tampoco en asuntos en los cuales la ciencia está en veremos.
La última de las afirmaciones mentirosas es menos conocida y más especializada, otro flaco invento de algunos despistados (ah, estos escritores del tercer mundo, creyéndose la mamá de Tarzán). Hace unos veinte años mi sobrina Katiuska (ayer Simisterra hoy Scoggin) me preguntó en una entrevista universitaria qué le enseñaba la literatura al periodismo. Me reí y le dije que era lo contrario, aquí resumo mi respuesta: 1- Los periodistas deben escribir, es parte de su trabajo, no necesitan "inspirarse" (como los escritores) sino redactar una noticia/reporte/artículo; es decir: enseñan disciplina y a luchar contra el tiempo y el espacio para las palabras; 2- Los periodistas salen a buscar la noticia, no se sientan como vagos a esperar que los pajaritos les susurren al oido sobre qué escribir; 3- Los periodistas tienen un lector concreto a quien le escriben: el gran público (con nivel social e intelectual específicos), contrario a los folklóricos escritores que se inventan o sueñan con un "lector ideal" y por ahí mismo las más disparatadas "teorías de la recepción"; 4- Los periodistas viven en un medio laboral de tensiones pero, al final del día, deben salir airosos de esa batalla para llevar pan a la mesa, deben haber producido lo demandado porque tienen que pagar sus cuentas, contrario a "los escritores" que, por lo general, viven evadiendo responsabilidades de adultos. Y basta. Prefiero leer una buena noticia publicada, digamos, en el New York Times (o el New Yorker) que una larga y aburrida novela "bien escrita" por algún ávido empeñoso que quiere demostrar que el sol no sale de día.
miércoles, 28 de mayo de 2014
miércoles, 14 de mayo de 2014
Un recital de poesía en Plattsburgh
En general, no me gusta dar recitales, tampoco asistir a ellos. Me aburro por el largo tiempo que demoran. Sin embargo, como parte de una deuda que Alexis Levitin y yo teníamos con nuestro libro de poesia ecuatoriana traducida al inglés (Tapestry of the Sun), aceptamos una invitación de la Galería Rota, un grupo de Plattsburgh, ex-estudiantes del Dto de Inglés de la universidad (uno de ellos ahora da Composición). Jueves 8 de Mayo del 2014.
El local era pequeño y dio cabida a unas 15 o 20 personas. La noche estaba hermosa: cálida, silenciosa y con un cielo muy azul. Conversé con unos jóvenes que llegaron con anticipación, saludé con dos conocidos e intercambié frases con otros asistentes. Alexis leyó en inglés y yo en español y contamos breves anécdotas de los poetas y el proceso de traducción. La lectura propiamente duró unos 45 minutos. Al final nos hicieron preguntas, sobre todo acerca los poetas jóvenes de Guayaquil y Ecuador. Luego se dio paso al público, micrófono abierto, para que leyeran sus poemas. Y ahí aparecieron los anónimos poetas locales que se encuentran en cualquier parte del mundo: un joven tenía una serie de poemas irónicos cuya palabra principal era "Strawberries", otro más joven aún leyó con una voz casi apagada dos poemas cortos, el segundo en español, y sonaban como baladas; luego leyó un hombre serio, alto, flaco, en jean y camiseta blanca y una gorrita. Con Alexis coincidimos en la bondad de su último poema, cuya línea principal decía "I didn't agree with the death of my mother..." (No estuve de acuerdo con la muerte de mi madre...)
Ya eran las 9:30 pm y había sido suficiente. Quería regresar a casa (a esas horas duermo). Me despedí mientras seguían leyendo, salí a la noche encantadora y encendí mi van. Pero tan pronto como lo hice sentí un olor que no era el del transporte y el trajín diarios sino el de una noche antigua en Guayaquil. Automáticamente recordé las veces en que tomaba la van de mi hermano, allá por el 80, y, junto al Conde Martillo, conducía por un Guayaquil de sueños rotos y cansancio. Recordé cuando sacábamos el vehículo del parqueadero, tomábamos la Domingo Comín rumbo al norte, pasábamos por el Malecón y doblábamos por el Cerro hasta llegar al Cementerio y de allí nuevamente al sur, con una parada definitiva en el King, cantina de todos los triunfos y derrotas de esos años. Mientras regresaba a casa en Plattsburgh, cosa de cinco minutos más, escuchaba en la radio las viejas canciones con las que crecí y fui el joven poeta de veinte años, tan joven como los muchachos de pelo largo que leían sus poemas en Plattsburgh.
Ya en casa me quedé pensando, inquieto, atento a lo que sentía en ese momento. Reviví los recitales, la tarde interminable del verano pretérito que se repite en el norte, a tanta luz y tiempo de distancia, y lo que acababa de ocurrir en la Galería Rota: los jóvenes irreverentes, tímidos, vestidos como visten los de su tiempo, preguntando por otros poetas en otra parte del mundo, si acaso viven de la poesía, si acaso escriben lo mismo que ellos, si acaso son felices o trabajan...
Y luego dormí con el peso de una nostalgia viva, de algo inacabado que me estaba llamando, quizá sea el poema que aún me busca para escribirlo o quizá la vida misma revisada.
El local era pequeño y dio cabida a unas 15 o 20 personas. La noche estaba hermosa: cálida, silenciosa y con un cielo muy azul. Conversé con unos jóvenes que llegaron con anticipación, saludé con dos conocidos e intercambié frases con otros asistentes. Alexis leyó en inglés y yo en español y contamos breves anécdotas de los poetas y el proceso de traducción. La lectura propiamente duró unos 45 minutos. Al final nos hicieron preguntas, sobre todo acerca los poetas jóvenes de Guayaquil y Ecuador. Luego se dio paso al público, micrófono abierto, para que leyeran sus poemas. Y ahí aparecieron los anónimos poetas locales que se encuentran en cualquier parte del mundo: un joven tenía una serie de poemas irónicos cuya palabra principal era "Strawberries", otro más joven aún leyó con una voz casi apagada dos poemas cortos, el segundo en español, y sonaban como baladas; luego leyó un hombre serio, alto, flaco, en jean y camiseta blanca y una gorrita. Con Alexis coincidimos en la bondad de su último poema, cuya línea principal decía "I didn't agree with the death of my mother..." (No estuve de acuerdo con la muerte de mi madre...)
Ya eran las 9:30 pm y había sido suficiente. Quería regresar a casa (a esas horas duermo). Me despedí mientras seguían leyendo, salí a la noche encantadora y encendí mi van. Pero tan pronto como lo hice sentí un olor que no era el del transporte y el trajín diarios sino el de una noche antigua en Guayaquil. Automáticamente recordé las veces en que tomaba la van de mi hermano, allá por el 80, y, junto al Conde Martillo, conducía por un Guayaquil de sueños rotos y cansancio. Recordé cuando sacábamos el vehículo del parqueadero, tomábamos la Domingo Comín rumbo al norte, pasábamos por el Malecón y doblábamos por el Cerro hasta llegar al Cementerio y de allí nuevamente al sur, con una parada definitiva en el King, cantina de todos los triunfos y derrotas de esos años. Mientras regresaba a casa en Plattsburgh, cosa de cinco minutos más, escuchaba en la radio las viejas canciones con las que crecí y fui el joven poeta de veinte años, tan joven como los muchachos de pelo largo que leían sus poemas en Plattsburgh.
Ya en casa me quedé pensando, inquieto, atento a lo que sentía en ese momento. Reviví los recitales, la tarde interminable del verano pretérito que se repite en el norte, a tanta luz y tiempo de distancia, y lo que acababa de ocurrir en la Galería Rota: los jóvenes irreverentes, tímidos, vestidos como visten los de su tiempo, preguntando por otros poetas en otra parte del mundo, si acaso viven de la poesía, si acaso escriben lo mismo que ellos, si acaso son felices o trabajan...
Y luego dormí con el peso de una nostalgia viva, de algo inacabado que me estaba llamando, quizá sea el poema que aún me busca para escribirlo o quizá la vida misma revisada.
martes, 29 de abril de 2014
Correa en EEUU y Europa: los cultores de su silenciamiento
No deja de sorprenderme la poca cobertura de la prensa (tanto la corrukta como la gubernamental) a los viajes de Rafael Corera a EEUU y Europa. Su paso por Harvard y Yale fueron desde el inicio torpedeados por los diarios privados que resaltaron lo anecdótico de las preguntas sobre derechos humanos que algunos estudiantes le plantearon con la clara consigna de presionarlo en su posición de respaldo al presidente Maduro. Es obvio que, a este respecto, Correa no puede sino tratar de tomar distancia pero, al mismo tiempo, reconocer la exageración y manipulación informativa de la oposición venezolana, con un acaso tibio reconocimiento de que las fuerzas policiales son tan culpables en su represión como los violentos protestantes. Pero la prensa no publicó ni una sola palabra sobre la estructura de sus exposiciones, ningún debate sobre la pertinencia de sus declaraciones o las contradicciones que se experimentan al interior de los prosesos económicos y educativos de su gobierno. En otras palabras, la prensa ecuatoriana, se ha comportado como siempre: fundamentalmente mediocre, anti-profesional y desfazada de la realidad.
Pero ¿Qué interés tiene alguien en escuchar a/leer sobre un presidente que, a la postre, dirá lo mismo que viene diciendo en sus cadenas, enlaces y conversatorios? Se preguntarán algunos. Justamente eso: que NO es siempre lo mismo y que, a menudo, Correa desmonta las mentiras que le han endilgado y nadie vuelve más a hablar del tema. Pero las acusaciones falsas, menos sus aclaraciones, se almacenan en la mente de quienes no lo consideran un buen presidente. Y eso aflora en el momento de las elecciones, muchas veces con alguno que otro saborcillo local de clase media "emancipada", "crítica", como se demostró en la capital del centralismo (Quito).
Por ejemplo: en los medios, nadie comentó la importancia política, económica y educativa que representa para Ecuador que su presidente haya sido invitado a dar charlas, en medio de acuerdos sobre otros proyectos nacionales (no olvidar la reunión con empresarios de New York, incluído el gran Robert de Niro). Para información de los laicos: en EEUU se cree muy poco en lo que dicen los diarios ecuatorianos cuanto los de EEUU, pues la del norte es una prensa más democrática y menos aliada con los grupos financieros, al menos en la administración de sus noticias. Y es importante la visita de Correa porque, cuando aparece en un programa como el del entrevistador Charlie Rose, se trata de un reconocimiento a su persona y una excelente oportunidad para escuchar su versión de las cosas in situ. Es un aval a su imagen y la seriedad de su trabajo. No es el chabacanismo de Chávez en sus interminables peroratas y tampoco Daniel Ortega, cuyo patrimonio personal y familiar ha crecido tremendamente, en medio de un caos de corrupción, tampoco otros controversiales gobiernos de centro-izquierda.
Correa es percibido como un presidente serio, responsable y sincero. De hecho, hasta ahora las quejas sobre él propiamente se sintetizan en que a muchos no les gusta su sonrisa, o que "insulte", olvidando que se trata de respuestas a ataques previos, públicos y desvergonzados de la oposición (y, como dice él, si a otros les gusta que los insulten y se quedan callados, ese no es su problema).
Creo que la mejor intervención de todas fue la de Universidad de Barcelona, cuando recibió el título de Doctor Honoris Causa. Aunque muy larga, allí desarrolló algunas ideas sobre educación, la oposición política vs vida académica como paralela a la dicotomía verdad/mentira, y rindió homenaje también al gran Serrat. La prensa tampoco hizo hincapié en un dato menor pero significativo: la invitación a mujeres ecuatorianas encargadas de la limpieza del hotel en el que se hospedó, junto a estudiantes becados, como reconocimiento al aporte económico de los inmigrantes, que fueron quienes sostuvieron la economía de Ecuador en los duros años de la crisis, aquella época de asalto de los Iasías y sus políticos al bolsillo del cuentahorrista.
No deja de sorprenderme que no cubran las salidas de Correa al extranjero, ni en noticias ni en editoriales, de una manera equilibrada y necesaria . En un país como Ecuador, el palanqueo, la ceguera, el odio y la corrupción pueden más que la sensatez y la preparación académica. Y a veces tratar de hacer lo mejor es remar contra la corriente. No todo es oro, es sabido, pero estamos mucho mejor que antes, aunque no los de siempre. Por ahora, me queda la inquietud de ofrecer un Seminario, posiblemente en mi universidad de SUNY, sobre Correa, su administración y el contexto político que lo hizo aparecer en escena. Es algo que interes mucho en el norte.
pd: No soy un favorecido de Correa, muy por el contrario; pero no se trata de odiar o alabar.
Pero ¿Qué interés tiene alguien en escuchar a/leer sobre un presidente que, a la postre, dirá lo mismo que viene diciendo en sus cadenas, enlaces y conversatorios? Se preguntarán algunos. Justamente eso: que NO es siempre lo mismo y que, a menudo, Correa desmonta las mentiras que le han endilgado y nadie vuelve más a hablar del tema. Pero las acusaciones falsas, menos sus aclaraciones, se almacenan en la mente de quienes no lo consideran un buen presidente. Y eso aflora en el momento de las elecciones, muchas veces con alguno que otro saborcillo local de clase media "emancipada", "crítica", como se demostró en la capital del centralismo (Quito).
Por ejemplo: en los medios, nadie comentó la importancia política, económica y educativa que representa para Ecuador que su presidente haya sido invitado a dar charlas, en medio de acuerdos sobre otros proyectos nacionales (no olvidar la reunión con empresarios de New York, incluído el gran Robert de Niro). Para información de los laicos: en EEUU se cree muy poco en lo que dicen los diarios ecuatorianos cuanto los de EEUU, pues la del norte es una prensa más democrática y menos aliada con los grupos financieros, al menos en la administración de sus noticias. Y es importante la visita de Correa porque, cuando aparece en un programa como el del entrevistador Charlie Rose, se trata de un reconocimiento a su persona y una excelente oportunidad para escuchar su versión de las cosas in situ. Es un aval a su imagen y la seriedad de su trabajo. No es el chabacanismo de Chávez en sus interminables peroratas y tampoco Daniel Ortega, cuyo patrimonio personal y familiar ha crecido tremendamente, en medio de un caos de corrupción, tampoco otros controversiales gobiernos de centro-izquierda.
Correa es percibido como un presidente serio, responsable y sincero. De hecho, hasta ahora las quejas sobre él propiamente se sintetizan en que a muchos no les gusta su sonrisa, o que "insulte", olvidando que se trata de respuestas a ataques previos, públicos y desvergonzados de la oposición (y, como dice él, si a otros les gusta que los insulten y se quedan callados, ese no es su problema).
Creo que la mejor intervención de todas fue la de Universidad de Barcelona, cuando recibió el título de Doctor Honoris Causa. Aunque muy larga, allí desarrolló algunas ideas sobre educación, la oposición política vs vida académica como paralela a la dicotomía verdad/mentira, y rindió homenaje también al gran Serrat. La prensa tampoco hizo hincapié en un dato menor pero significativo: la invitación a mujeres ecuatorianas encargadas de la limpieza del hotel en el que se hospedó, junto a estudiantes becados, como reconocimiento al aporte económico de los inmigrantes, que fueron quienes sostuvieron la economía de Ecuador en los duros años de la crisis, aquella época de asalto de los Iasías y sus políticos al bolsillo del cuentahorrista.
No deja de sorprenderme que no cubran las salidas de Correa al extranjero, ni en noticias ni en editoriales, de una manera equilibrada y necesaria . En un país como Ecuador, el palanqueo, la ceguera, el odio y la corrupción pueden más que la sensatez y la preparación académica. Y a veces tratar de hacer lo mejor es remar contra la corriente. No todo es oro, es sabido, pero estamos mucho mejor que antes, aunque no los de siempre. Por ahora, me queda la inquietud de ofrecer un Seminario, posiblemente en mi universidad de SUNY, sobre Correa, su administración y el contexto político que lo hizo aparecer en escena. Es algo que interes mucho en el norte.
pd: No soy un favorecido de Correa, muy por el contrario; pero no se trata de odiar o alabar.
viernes, 14 de marzo de 2014
Para una teoría sin pelos en la lengua de la novela ecuatoriana
"LITERATOS
Y ESCRITORES: mi teoría sobre la novela ecuatoriana es que tiene dos
ramales:
1- la MONOvela,
2- la noveLONGA.
La primera se desarrollo hasta los 50; la segunda desde esa época hasta hoy, habiendo ganado adeptos, sobre todo en la juventud, que escriben cualquier pendejada de/sobre y por Quito..... y reciben premios, becas, viajes y publicaciones del Longisterio de Cultura"
1- la MONOvela,
2- la noveLONGA.
La primera se desarrollo hasta los 50; la segunda desde esa época hasta hoy, habiendo ganado adeptos, sobre todo en la juventud, que escriben cualquier pendejada de/sobre y por Quito..... y reciben premios, becas, viajes y publicaciones del Longisterio de Cultura"
Escribí esto en mi página de fb hace unos días. Una persona me pidió desarrollarla. Aquí empieza mi semana de vacaciones y me tomaré algunos minutos en tipear otras ideas.
La intención y la visión son reales: Ecuador es un país en donde se premia lo local porque no existe lo nacional. En ese localismo de todos, algunos escritores de Quito (o que viven en Quito o se benefician de sus palancas culturales) se aventuran con ideas que sólo reflejan la inseguridad en esa identidad que promueven: siempre quieren ser otros, lo que no son y no podrán ser: uno tiene algo llamado "El puerto de Quito" (Quito no tiene puerto), otro: que Quito se destruye por el calor (en Quito no hace calor), otro: que Quito es centro vanguardista (nadie fuera de Quito reconoce a ese grupo)... Sólo por nombrars algunas novelongas que vienen a mi mente vaga. Dejo afuera otras, por aburridas (hagan ustedes la lista).
¿Y por el lado de Guayaquil? NADA. A duras penas unas cuántas páginas de monovelas de Jorge Velasco más algunos jueguitos temporales con lenguaje de computadoras y ipads y fb y hasta tweeter (o como se escriba). ¿Y en las otras provincias? Silencio sepulcral. Damas y caballeros: hasta ahí llega esta historia. ¿Excepciones? Ni las conozco. Esto en cuanto a la creación/escritura propiamente. En el caso de Quito: todo lo que es sobre Quito se publica, dentro del aparato del gobierno y/o Estado, o en imprentas nacionales o colombianas privadas que tienen el aparato del Estado detrás, a veces para ensalzarlo, a veces para criticarlo. Es de payasos creer en unos enemigos del gobierno que se afanan en proponerse como tales, hasta con su ímpetu de eterno insatisfecho, para disfrutar de sus limosnas. Los hechos señalan que escribir, contra el gobierno o hablar mal, VENDE, incluyendo Quito, ciudad en la cual les da lo mismo tener un gobierno de derecha o izquiera porque, al final de cuentas, tienen sus mecanismos centralistas perfectamente engranados para que funcionen siempre, aunque es cierto que el centralismo se ha robustecido con el gobierno de Correa, es un hecho. Ah, dirá alguien ¿y las escuelas del milenio en la Amazonía? Contesto: El desembolso es mínimo frente a lo que se llevan a Quito y Quito sigue siendo, falsamente, depositario de las rentas del petróleo, como si fueran ellos los que lo producen.... Pero este es el cuento del gallo pelón desde la dictadura militar de los 70s, y Correa se debe a ese proyecto centralista, a esa visión de Ecuador desde Quito, aunque le hayan pagado mal en las últimas elecciones (por la sencilla razón de lo que digo antes: Quito se puede dar el lujo de seguir floreciendo, gracias al centralismo afianzado, a pesar del tinte de los gobiernos).
¿Todo esto ya parece llanto de vieja? Posiblemente lo sea, si reivindicamos como esa vieja llorona al resto del Ecuador que no ha visto mejorar su condición urbana (las carreteras están fuera de las ciudades y los pueblos; y los parques son sólo una pequeña parte de una deuda que lleva pendiente más de 200 años). Pero hay otros servicios, avances, dirán. Claro, pero las migajas son migajas, y la corrupción es peor que antes, y sale desde el mismo grupo de ministros del gobierno, cosa que todo Ecuador sabe menos el presidente, quien insiste en que le den pruebas. O sea, quiere que Ecuador se convierta en el policía que debe hacer su tarea, mientras todos sabemos que estos grupos son maffias que pueden terminar con la vida de cualquiera.... Pero me he apartado del tema, volvamos.
Lo que vive la novela ecuatoriana no es una parálisis creativa sino una enfermedad reflejo de lo que se llama Estado centralista. Es una novela ahora despedazada entre la promoción ex-abrupta de imágenes incongruentes de Quito (esto se lo ve también en varios de los LONGOMETRAJES del centarlismo financiados por el Ministerio de Cultura, que llamo Longosterio de Cultura) y referencias a todo lo que se relaciones, salga de "las redes sociales", como llaman ahora a los interminables medios de comunicación.
¿Quién gana de todo eso? (Alguien siempre gana, alguien siempre pierde): Los que tienen dinero, mucho dinero. A ellos no les afecta el ritmo de la historia, los sucesos diarios, la vida cotidiana. Nacen y mueren, nada más. En ese espasmo que es la vida se farrean lo que puedan y ya. Ah, y los escritores que se bebefician del centralismo y sus publicaciones, públicas o privadas, aunque es un premio a la pequeñez humana y a la ya olvidada calidad artística, al esfuerzo literario... Esas cosas de viejas lloronas. (La cantidad de cosas que uno puede escribir en 40 minutos, con razón...).
¿Todo esto ya parece llanto de vieja? Posiblemente lo sea, si reivindicamos como esa vieja llorona al resto del Ecuador que no ha visto mejorar su condición urbana (las carreteras están fuera de las ciudades y los pueblos; y los parques son sólo una pequeña parte de una deuda que lleva pendiente más de 200 años). Pero hay otros servicios, avances, dirán. Claro, pero las migajas son migajas, y la corrupción es peor que antes, y sale desde el mismo grupo de ministros del gobierno, cosa que todo Ecuador sabe menos el presidente, quien insiste en que le den pruebas. O sea, quiere que Ecuador se convierta en el policía que debe hacer su tarea, mientras todos sabemos que estos grupos son maffias que pueden terminar con la vida de cualquiera.... Pero me he apartado del tema, volvamos.
Lo que vive la novela ecuatoriana no es una parálisis creativa sino una enfermedad reflejo de lo que se llama Estado centralista. Es una novela ahora despedazada entre la promoción ex-abrupta de imágenes incongruentes de Quito (esto se lo ve también en varios de los LONGOMETRAJES del centarlismo financiados por el Ministerio de Cultura, que llamo Longosterio de Cultura) y referencias a todo lo que se relaciones, salga de "las redes sociales", como llaman ahora a los interminables medios de comunicación.
¿Quién gana de todo eso? (Alguien siempre gana, alguien siempre pierde): Los que tienen dinero, mucho dinero. A ellos no les afecta el ritmo de la historia, los sucesos diarios, la vida cotidiana. Nacen y mueren, nada más. En ese espasmo que es la vida se farrean lo que puedan y ya. Ah, y los escritores que se bebefician del centralismo y sus publicaciones, públicas o privadas, aunque es un premio a la pequeñez humana y a la ya olvidada calidad artística, al esfuerzo literario... Esas cosas de viejas lloronas. (La cantidad de cosas que uno puede escribir en 40 minutos, con razón...).
jueves, 13 de febrero de 2014
¿Quién es Elizabeth Davis?
Hay varias maneras de decirlo, selecciono acaso la más simple: Elizabeth Davis es una profesora especializada en Siglo de Oro español, sobre todo en el Barroco, Quevedo y la épica, pero, como ocurre con los investigadores y "scholars" de la vieja guardia de Estados Unidos, Elizabeth tira a sabia. Su universo de conocimiento es extremadamente amplio y profundo, algo que se logra sólo con mucho trabajo docente e investigativo, lucidez, disciplina personal, sacrificio y generosidad. Sus obras son contundentes y muy bien escritas, en español o en inglés. De su paso por la Universidad de Oregon (en donde la mediocridad le hizo la vida imposible) a la Universidad del Estado de Ohio (Columbus) hay un largo camino en el que se ha consagrado como la mejor de su temido y adorable campo de trabajo (temido porque requiere de una magna preparación en estudios clásicos, no es para hacer malabares verbosos o vanguardismos del apuro). Hasta aquí la primera noticia. Paso a la segunda, cercana a lo que más valoro al final del día.

Considero a Elizabeth mi amiga desde muy poco después de conocerla como profesora en la U. de Oregon (Eugene). Aprendí muchísimo en sus reveladoras clases. Ella conocía el método de trabajo y de lectura de textos clásicos y renacentistas, algo de lo cual yo ni siquiera tenía idea. Gracias a ella y sus reflexiones desde la Teoría de la Imitatio, pude saltar sin problema a la cultura popular colonial de América Latina y la vida diaria del sur (de Guayaquil), así como entender el rol de la música en mi vida y en la construcción de mi identidad de joven y hombre, junto a la de mis amigos de barrio y generación. Gracias a Elizabeth se me abrió un mundo de amabilidad profesional, de aprender a cómo ayudar a los demás para que desarrollen su potencial. Me senté también junto a ella en un ejemplar seminario sobre La Dorotea (Lope de Vega), dictado por el llorado Perry Powers (alumno de Leo Spitzer) y compartí los pormenores de la prodigiosa obra del español, de "el monstruo de (la) naturaleza", como lo llamaba Cervantes. Con Elizabeth nos reimos y comentamos las minucias de tan deliciosa clase, así como los episodios de Santa Teresa de Avila y San Juan de la Cruz. Y cuando estudié bajo su tutela me di cuenta que entender y estudiar esa España era, en gran parte, igual que estudiar y comprender el período colonial que era lo mío, lo que llevaba a cuestas. (Ahora pienso que es el período colonial, y no el siglo XIX, el que forja nuestra identidad mestiza y mulata, nuestra misma herencia antropológica).
He escrito estas líneas porque quiero mucho a Elizabeth en la distancia y porque se las debo aunque nunca me las haya pedido. Le debo, por ejemplo, haberme tenido paciencia y dado su conocimiento académico tanto como su sensibilidad de amiga, haberme presentado a su niña Eliana (con la que estoy en guerra ahora pero sigo queriendo y llamando "Ayuburí", como en la canción del boricua Roy Brown) que me iluminó con su sonrisa esos días de hierro y sol en Oregon. Le debo también esos años, el recuerdo, los discos de Bola de Nieve, el Cancionero de Baena, los poemas de Petrarca, las obras de Nebrija y Garcilaso, y las breves reuniones que tuvimos con otros en su casa. Pero, sobre todo, le debo su calidad humana, su entereza, su ser gringa, española y latinoamericana al mismo tiempo (aunque esto último creo que aún no lo sabe a plenitud... en fin, nadie es perfecto). Hoy lo escribo porque ya era hora. Abajo copio la página de su universidad que, me parece, debe ser actualizada.
Escribiré en otro momento de mi Maiztra Mayor: Asunción Lavrin, y de Nieves Romero-Díaz (la Zayas de las Zayas), muy importantes para mí pocos años después.

Considero a Elizabeth mi amiga desde muy poco después de conocerla como profesora en la U. de Oregon (Eugene). Aprendí muchísimo en sus reveladoras clases. Ella conocía el método de trabajo y de lectura de textos clásicos y renacentistas, algo de lo cual yo ni siquiera tenía idea. Gracias a ella y sus reflexiones desde la Teoría de la Imitatio, pude saltar sin problema a la cultura popular colonial de América Latina y la vida diaria del sur (de Guayaquil), así como entender el rol de la música en mi vida y en la construcción de mi identidad de joven y hombre, junto a la de mis amigos de barrio y generación. Gracias a Elizabeth se me abrió un mundo de amabilidad profesional, de aprender a cómo ayudar a los demás para que desarrollen su potencial. Me senté también junto a ella en un ejemplar seminario sobre La Dorotea (Lope de Vega), dictado por el llorado Perry Powers (alumno de Leo Spitzer) y compartí los pormenores de la prodigiosa obra del español, de "el monstruo de (la) naturaleza", como lo llamaba Cervantes. Con Elizabeth nos reimos y comentamos las minucias de tan deliciosa clase, así como los episodios de Santa Teresa de Avila y San Juan de la Cruz. Y cuando estudié bajo su tutela me di cuenta que entender y estudiar esa España era, en gran parte, igual que estudiar y comprender el período colonial que era lo mío, lo que llevaba a cuestas. (Ahora pienso que es el período colonial, y no el siglo XIX, el que forja nuestra identidad mestiza y mulata, nuestra misma herencia antropológica).
He escrito estas líneas porque quiero mucho a Elizabeth en la distancia y porque se las debo aunque nunca me las haya pedido. Le debo, por ejemplo, haberme tenido paciencia y dado su conocimiento académico tanto como su sensibilidad de amiga, haberme presentado a su niña Eliana (con la que estoy en guerra ahora pero sigo queriendo y llamando "Ayuburí", como en la canción del boricua Roy Brown) que me iluminó con su sonrisa esos días de hierro y sol en Oregon. Le debo también esos años, el recuerdo, los discos de Bola de Nieve, el Cancionero de Baena, los poemas de Petrarca, las obras de Nebrija y Garcilaso, y las breves reuniones que tuvimos con otros en su casa. Pero, sobre todo, le debo su calidad humana, su entereza, su ser gringa, española y latinoamericana al mismo tiempo (aunque esto último creo que aún no lo sabe a plenitud... en fin, nadie es perfecto). Hoy lo escribo porque ya era hora. Abajo copio la página de su universidad que, me parece, debe ser actualizada.
Elizabeth Davis
Faculty
Associate Professor Iberian Studies
Elizabeth Davis teaches and writes about the literature and culture of early modern Spain (16th and 17th centuries), particularly the novel, poetry, and nonfiction narrative. She is the author of Myth and Identity in the Epic of Imperial Spain (University of Missouri Press), and the co-editor, with Elizabeth R. Wright, of Calíope, Special Issue: Mare Nostrum?: Navigating the Mediterranean Crosscurrents in Spanish Poetry. Her publications also include numerous articles and book chapters that focus on the contribution of epic poetry to the project of Spanish empire, on hagiographic jest and other topics in the poetry of Francisco de Quevedo, on exemplary women in "Golden Age" literature, on perilous crossings of the Spanish Atlantic, and on early modern Spanish travel narrative, generally. She is currently engaged in a book project titled The Seafarer’s Bond: Risk, Transaction and Textual Circulation in the Spanish Atlantic World (1492-1650). Professor Davis serves as President of the Society for Renaissance and Baroque Hispanic Poetry.
Dr. Davis’s graduate courses focus on such topics as pseudo-autobiography and the picaresque novel; theatrical culture in the time of Lope de Vega and William Shakespeare; early modern Spanish cities, particularly Seville and Madrid; transatlantic shipwreck and captivity; and “road stories” of Spain’s 16th and 17th centuries. She regularly teaches undergraduate classes on the critical reading of Hispanic texts and on the literature and culture of Renaissance and Baroque Spain. She was also the creator of a popular General Education Course on Don Quijote in English Translation.
Research Interests:
- Atlantic Studies
- Mediterranean Studies
- Poetics and political discourses
Areas of Expertise
- Spanish Renaissance and Baroque
- Poetry and Critical Theory
- Infrastructure and Culture of Early Modern Spanish Travel
Education
- Ph.D. and M.Phil., Yale University
- A.B., University of Arizona
sábado, 1 de febrero de 2014
Al Desconocido Dios del Amor
And
trees whisper, "Day is ending",
My
thoughts are ever wending home.
When
crickets call,
My
heart is forever yearning
Once
more to be returning home.
When
the hills conceal the setting sun,
Stars
begin a-peeping, one by one.
Night
covers all,
And
though fortune may forsake me,
Sweet dreams will ever take me home.
(Canción Home, de Peter
Van Steeden / Jeff Clarkson / Harry Clarkson, 1931)
a ellas
Y entonces
empecé a soñarme muerto. Y luego, a pensarme muerto. Y luego ya era la muerte
misma dentro de mí y arreciando en caminos y alturas. Y en lo bajo del paisaje,
desde mi vuelo, vi a Fabia y Fabiana corriendo y peleando, riéndose a través
del campo de trigo, bordeando el lago de su infancia. Y ellas, que a veces
salían de sus juegos, me saludaron desde la distancia. Padre, por qué no juegas
con nosotras, me preguntaron. Juguemos a que visitamos una ciudad que no
conocen, que es la ciudad en donde padre fue un niño y luego un hombre joven. ¿Por
qué? reclamaron, eso es aburrido. Y me
costó convencerlas de que no era así, y tuve entonces que construir con el
poder que tenía (que era mucho, pues ya estaba muerto) y la imaginación de un
ciego, la ciudad de las iguanas que siempre me ha habitado. Vamos a Guayaquil,
les dije. Cierren sus ojos, denme sus manos y corramos hacia el tiempo perdido.
Ahora, están sólo con su padre, el que las adora, el que ha vuelto de la muerte por
ellas. Cuando abrimos los ojos estábamos frente a la iglesia
de la virgen de Monserrate. Pero no había misa y las puertas estaban cerradas.
No hay, no puede haber puertas cerradas para mis niñas, me dije valiente, y la
puerta se abrió. La iglesia estaba en silencio y les dije: su padre se
arrodillaba de niño, rezando y cantando a un Dios desconocido, y se alegraba
cada diciembre porque nacía el niño junto con las lluvias y las vacaciones.
Ellas corrieron nuevamente y se pusieron a jugar al vale, libremente. Y fueron felices metiéndose entre las largas bancas y detrás
de las imágenes de los santos. Salimos y reparé en la mañana fresca y nublada y en la plazoleta y calles
vacías. ¿No vive nadie aquí? Me preguntaron con asombro. Viven todos, siempre viven,
sólo deben imaginarlo. Y tan pronto como lo hicieron notaron los grafitis detrás
de la escuela Baltazara, corazones de enamorados que el tiempo no borraba y
muchos nombres que ellas no conocían. ¿Quiénes son? ¿Los conoces papá? preguntó Fabiana.
Son los amigos de la infancia repliqué, los patriotas del sur. Están allá, a la
vuelta de la esquina. Y al virar la cuadra vimos a los muchachos
jugando pelota en canchas pintadas con cal. Una detrás de otra, a lo largo de
la calle 7ma.
Y encontramos al
Príncipe Kakoko y las niñas se tiraron a sus brazos. El me vio, nos dimos un
abrazo y con sorpresa me preguntó: ¿También estoy muerto? Sí, le contesté, pero eso
ahora no importa. Sí importa, me dijo con tono desafiante, porque entonces la muerte me
ha traído aquí también, y ahora mismo estoy por llamar a mis nietas para que
jueguen con las niñas. Que vengan entonces, dije contento. Y así, por arte de
magia, aparecieron las rosas más lindas de la Florida. Ahora serán primas, en la vida y en la muerte, sentenció
el moreno Príncipe del Más Allá. Lo que sea, le dije al apuro. Y luego las
niñas se quedaron viendo el partido del barrio: en el arco Ceviche de Concha
Chichuribe, en la defensa Sir Dángala y el Cholo Cepeda, en la media el Pájaro Villagra, en
la delantera Manuelón y el Oso, al cambio por el Padre Bazurco. En el otro
equipo: Vladi en las dos piedras, Pastora y Carechancho en la defensa, Capiello en el medio, 15 libras en una punta y
Cuerislai en la otra. Petete de árbitro. El Cuervo en el banco, con zapatos de
cuero y medias hasta la canilla. Y así volvimos mientras Fabia y Fabiana se
aburrían. Hey, les dije al verles la cara, vamos al parque infinito. Y yo, que
era tan joven como ellas, corrí en medio del crecido monte y algunas sandías
que habían nacido con las lluvias. Llevémoslas al Guasmo, dijo el Príncipe de
Haití. ¿Qué es el Guasmo? Preguntaron en coro. Es un campo abierto, ahora
inundado por las lluvias, contestó. Es Febrero, recuerden. No si ellas no
quieren, le dije al Príncipe del Caimito, puede ser Julio, como lo era al
salir de la iglesia. Nos tomamos de la mano como en un juego y estábamos ya en media
planicie, con el sol de la mañana amenazando. La tirrea era seca y cuarteada como
en la vida y en las páginas que escribí. Fabia, Fabiana, por aquí también
corrió su padre cuando el terreno escondía sabandijas. Un día que ya es
pasado esto será casas, calles, gente que emigró de muchos lados. Pero en este
mismo momento es el gran terreno en donde los patriotas del sur jugamos a la
guerra y a la paz, tumbando panales y huyendo de las culebras. Y luego fue un
terreno poco agradable, porque crecimos y la maldad llegó a nosotros. Un día
ustedes crecerán y también deberán huir de aquel que todo lo destruye. Pero ya
hablaremos de eso. Vamos a la ciudad, les dije, mientras me despedía del
Príncipe del Adiós y sus nenas con un más tarde volveremos.
En la ciudad,
por la zona de Ayacucho y Los Ríos, había unos árboles frondosos cercados por
veredas. Crecieron fuertes e invencibles. Fabia, Fabiana, ustedes serán esos
árboles y la vida el tiempo y las veredas. Luego de esto, les mostré unos
cuartuchos abandonados donde vivía el maligno y había cuerpos dormidos, sucios,
drogados y arrebatados a la vida, y mis hijas sintieron mucho miedo. Vimos también
círculos y cruces pintados con hojas de almendro por El Matemático. Son las mismas
que vi hace mucho tiempo, les dije para tranquilizarlas. Las hizo un hombre enloquecido
que sólo Jorge Velasco pudo entender. ¿Quién es Jorge Velasco? preguntaron las
diablas con los ojos muy abiertos. Es la memoria de una ciudad que perdimos,
les dije. Y en ese momento Velasco apareció con dos guitarristas, una fundita
de fritada y el pelo largo y plateado sobre los hombros. Los tres se pusieron a
cantar canciones de Daniel Santos y Julio Jaramillo. Yo me reí. ¿De la Cofradía del Bolero? pregunté. No de La Lagartera, respondió Velasco casi al
descuido. Pero las nenas no entendieron lo del Matemático y cerrando los ojos
nos llevamos a Velasco a su estudio. Una vez ahí, se puso los quevedos y hurgó
entre páginas y papiros. Cuando encontró una lámina gritó eureka. ¿Eureka?
Velasco, nadie dice esa palabra. El de los quevedos me miró molesto y dijo:
déjame decir como me dé la gana. Eureka queda entonces, repliqué mientras las
diablas se reían.
Apenas nos
mostró la lámina, una luz se reflejó en nuestros rostros, y vimos en secuencia rápida
imágenes de Fabia y Fabiana creciendo en
muchos lugares. Velasco enrolló la lámina y nos dijo: por ahora es suficiente.
¿Podemos regresar al barrio? me preguntaron las diabliquillas. Sonreí y frente
al parque vieron una mujer venía hacia nosotros sonriente. ¿Quién es esa
niña? preguntaron. No es niña, les dije, ese es su porte y le decimos la
Chocota. Los muchachos aún jugaban el
partido de índor.
miércoles, 22 de enero de 2014
¿Jaime Nebot o Viviana Bonilla o Rafael Correa? Tiempo de elecciones en Guayaquil
Por lo visto, hay mucha pasión política y mucho ánimo, positivo y negativo, en torno a estos tres nombres. Mucho más en las últimas y próximas semanas, época de elecciones provinciales en Ecuador. Lo constato diariamente en los dimes y diretes de algunos amigos y conocidos del facebook.
Aparte de la posición personal de cada uno, me parece que: 1- hay mucha ignorancia de por medio, se verifica una gran falta de información sobre el otro bando y el propio; 2- aquello de que : "no hay peor ciego que el que no quiere ver" es una verdad: los fanáticos no solamente no ven/quieren ver el otro lado sino que tampoco aceptan que están cegados (¿qué es peor: ser ciego y no ver el entorno o ser ciego y no reconocer que uno es ciego?); digo esto porque sólo basta dar un vistazo a lo que se publica en el fb para encontrar una avalancha de resentimientos, indirectas, insultos, etc; pero jamás se va a encontrar uno que reconozca que se estaba equivocado o que el otro llevaba algo de razón, pues esto último requiere de madurez psicológica, emocional y política, y también de reflexión e información balanceada.
También creo que: 3- Nebot será nuevamente eligido como alcalde: al menos hasta ahora, la gente en Guayaquil no está muy interesada en saber o reconocer los argumentos de la oposición como válidos, y el alcalde aún tiene muy buena fama en la historia de Guayaquil como el segundo que adecentó la ciudad (siendo Febres-Cordero el primero). 4- Por otro lado, la joven candidata del gobierno es principiante en política y en lides electorales y, lastimosamente, está pésimamente asesorada: la han silenciado cuando se necesita escuchar su voz, y, cuando tiene forum, no logra conectarse con su electorado. Es tan malo el asesoramiento a Bonilla que pienso, inclusive, lo están haciendo a propósito. De hecho, ni siquiera se configura el electorado potencial de ella (¿Quiénes podrían darle el voto?). El de Nebot, en cambio, es muy sólido: la clase media y alta de Guayaquil y algunos segmentos sociales populares. Ojalá no terminen quemándola políticamente a la candidata. 5- La presencia y apoyo del presidente Rafael Correa es muy tibio y siempre encajado en su discurso sabatino, abundante en consignas, contrapunteos y breves explicaciones, dinámica verbal ya bastante conocida y que no sirve para inyectar la idea de que se trata de una nueva generación, creativa e inteligente (¡pero si todavía cantan aquella canción tan fea y aburrida sobre el Che Guevara!). 6- Debo añadir un problema quizá inexistente para Correa pero decisivo: él no llegó al poder desde Guayaquil sino desde Quito, su vida académica y política floreció en los Andes y sus viajes a Tierra Caliente saben más a visita de extranjero que retorno a casa. Es, en otras palabras, un presidente que no encaja en el imaginario actual de los guayaquileños. De hecho, la neblina que lo rodea lo deja entrever casi como traidor a su ciudad, aunque pueda ser lo contrario (para eso sirve la ideología).7- La relación de las clases y diferentes sectores sociales con la derecha, en una ciudad como Guayaquil, tan móvil, de inmigrantes casi en su totalidad, es mucho más compleja de lo que los rivales de Nebot piensan. Personalmente, creo que ni siquiera saben que existe dicha relación, históricamente rastreable, de la misma manera que tampoco conocen a la burguesía guayaquileña (bueno, en parte porque la burguesía tampoco se conoce a sí misma, ni ha desarrollado o descubierto su potencial). Culpo de esto a los esquematistas del centralismo que, como se puede verificar en las páginas de El Telégrafo (diario del Estado al servicio del gobierno de turno), cuando se trata de Guayaquil no entienden nada y dan muestras de perfecta ignorancia y quemeimportismo (generalmente las cosas complejas no son para políticos ni "intelectuales de a gamba", como decía la desaparecida bloguera Clos Yeah).
Más que un triunfo para Nebot, veo el fracaso de Alianza País en Guayaquil, un grupo político que teniendo los recursos no ha sido, no es capaz de pensar fuera de su modelo mental, algunas veces culturalmente atrasado. Esto seguirá así mientras no sea el mismo Rafael Correa el candidato a la alcaldía de Guayaquil, mientras no viva a tiempo completo en esta ciudad y se encuentre con el conjunto social real y el imaginario colectivo de la ciudad en la que nació y creció. Hasta ahora, mucho me temo que se lo percibe como un político alejado de la muchedumbre, esa que llevó al poder a don Buca, a Roldós, al loco ACdalá, a León y al mismo Nebot. Ese Guayaquil de la Boca del Pozo y la Sur Oscura, del centro de la ciudad y de sus bares y sus calles nocturnas, ese Guayaquil que el mismo Correa invocaba en las primeras elecciones de su gobierno. Creo que por ahí, cuando él logre traducir sus ideales al contexto del Puerto, quizá la suerte de su partido e ideales sean percibidos de mejor manera y cambie la suerte. Hasta ahora, con todos sus errores (menos que sus aciertos para sus votantes), el triunfo es para Nebot.
Aparte de la posición personal de cada uno, me parece que: 1- hay mucha ignorancia de por medio, se verifica una gran falta de información sobre el otro bando y el propio; 2- aquello de que : "no hay peor ciego que el que no quiere ver" es una verdad: los fanáticos no solamente no ven/quieren ver el otro lado sino que tampoco aceptan que están cegados (¿qué es peor: ser ciego y no ver el entorno o ser ciego y no reconocer que uno es ciego?); digo esto porque sólo basta dar un vistazo a lo que se publica en el fb para encontrar una avalancha de resentimientos, indirectas, insultos, etc; pero jamás se va a encontrar uno que reconozca que se estaba equivocado o que el otro llevaba algo de razón, pues esto último requiere de madurez psicológica, emocional y política, y también de reflexión e información balanceada.
También creo que: 3- Nebot será nuevamente eligido como alcalde: al menos hasta ahora, la gente en Guayaquil no está muy interesada en saber o reconocer los argumentos de la oposición como válidos, y el alcalde aún tiene muy buena fama en la historia de Guayaquil como el segundo que adecentó la ciudad (siendo Febres-Cordero el primero). 4- Por otro lado, la joven candidata del gobierno es principiante en política y en lides electorales y, lastimosamente, está pésimamente asesorada: la han silenciado cuando se necesita escuchar su voz, y, cuando tiene forum, no logra conectarse con su electorado. Es tan malo el asesoramiento a Bonilla que pienso, inclusive, lo están haciendo a propósito. De hecho, ni siquiera se configura el electorado potencial de ella (¿Quiénes podrían darle el voto?). El de Nebot, en cambio, es muy sólido: la clase media y alta de Guayaquil y algunos segmentos sociales populares. Ojalá no terminen quemándola políticamente a la candidata. 5- La presencia y apoyo del presidente Rafael Correa es muy tibio y siempre encajado en su discurso sabatino, abundante en consignas, contrapunteos y breves explicaciones, dinámica verbal ya bastante conocida y que no sirve para inyectar la idea de que se trata de una nueva generación, creativa e inteligente (¡pero si todavía cantan aquella canción tan fea y aburrida sobre el Che Guevara!). 6- Debo añadir un problema quizá inexistente para Correa pero decisivo: él no llegó al poder desde Guayaquil sino desde Quito, su vida académica y política floreció en los Andes y sus viajes a Tierra Caliente saben más a visita de extranjero que retorno a casa. Es, en otras palabras, un presidente que no encaja en el imaginario actual de los guayaquileños. De hecho, la neblina que lo rodea lo deja entrever casi como traidor a su ciudad, aunque pueda ser lo contrario (para eso sirve la ideología).7- La relación de las clases y diferentes sectores sociales con la derecha, en una ciudad como Guayaquil, tan móvil, de inmigrantes casi en su totalidad, es mucho más compleja de lo que los rivales de Nebot piensan. Personalmente, creo que ni siquiera saben que existe dicha relación, históricamente rastreable, de la misma manera que tampoco conocen a la burguesía guayaquileña (bueno, en parte porque la burguesía tampoco se conoce a sí misma, ni ha desarrollado o descubierto su potencial). Culpo de esto a los esquematistas del centralismo que, como se puede verificar en las páginas de El Telégrafo (diario del Estado al servicio del gobierno de turno), cuando se trata de Guayaquil no entienden nada y dan muestras de perfecta ignorancia y quemeimportismo (generalmente las cosas complejas no son para políticos ni "intelectuales de a gamba", como decía la desaparecida bloguera Clos Yeah).
Más que un triunfo para Nebot, veo el fracaso de Alianza País en Guayaquil, un grupo político que teniendo los recursos no ha sido, no es capaz de pensar fuera de su modelo mental, algunas veces culturalmente atrasado. Esto seguirá así mientras no sea el mismo Rafael Correa el candidato a la alcaldía de Guayaquil, mientras no viva a tiempo completo en esta ciudad y se encuentre con el conjunto social real y el imaginario colectivo de la ciudad en la que nació y creció. Hasta ahora, mucho me temo que se lo percibe como un político alejado de la muchedumbre, esa que llevó al poder a don Buca, a Roldós, al loco ACdalá, a León y al mismo Nebot. Ese Guayaquil de la Boca del Pozo y la Sur Oscura, del centro de la ciudad y de sus bares y sus calles nocturnas, ese Guayaquil que el mismo Correa invocaba en las primeras elecciones de su gobierno. Creo que por ahí, cuando él logre traducir sus ideales al contexto del Puerto, quizá la suerte de su partido e ideales sean percibidos de mejor manera y cambie la suerte. Hasta ahora, con todos sus errores (menos que sus aciertos para sus votantes), el triunfo es para Nebot.
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