miércoles, 8 de julio de 2015

he vuelto a soñar con paris



he vuelto a soñar con paris. me ocurre con relativa frecuencia. la última vez estaba en una taberna, un bistrot de segundo piso al cual había llegado luego de pasar un sendero diminuto y empedrado, acaso la calle balzac, cerca de l'ile de france, en donde vivía francois miterrand (la crucé una noche de nieve incesante). recuerdo que subí las escaleras, noté la algarabía, vi rostros conocidos y pedí una cerveza guinness. el sueño que acabo de tener ocurre en una calle de guayaquil, también breve, situada en algún punto detrás de la vieja casona, en la intersección de un callejón sucio resultante de las cinco esquinas y la nueva estación de la metrovía que llaman troncal sur. he estado ahí y sé que existe. lo anoto rápidamente porque el sueño es más atroz que su recuerdo. viré la esquina y al caminar la calle diurna vi sus alegres vitrinas y su gente, las palabras poco a poco iban dejando el idioma de cervantes 
y siendo más el de victor hugo, porque el paris que viví estaba más cerca de "los miserables": lleno de episodios de gente olvidada. al cruzar la calle supe que era paris (borges llegaba al sur al cruzar la rivadavia), y que tenía que contarles a todos que lo lejano ya estaba a la mano, acaso porque "el mejor vino está por venir", como dijo el santo padre. le pregunté a una elegante señora qué calle era y no me supo contestar. busqué su nombre y en cada señal solo se adivinaban pocas letras que podrían ser rumichaca o esmeraldas, las cuales están muy lejos de ese paris de guayaquil. corrí y tomé una bicicleta pedaleando hacia al sur, saliendo detrás de la caja de registro (estaba en el guayaquil previo). 
noté los barrios, sus edificios de dos pisos y residencias nacidas en los años cincuenta... pero luego vino la ingrata noche y afanosamente quise volver a la calle de paris por la parte trasera, la menos limpia. pero vi mendigos apilados. traté de encontrarla y todo estaba oscuro, cerrado y sin dignidad. me persiguieron los mendigos. corrí por salvar mi vida y acabo de despertarme. he escrito todo porque, como dije, el sueño es como el agua entre los dedos.... así es ese paris que me asalta de vez en cuando, solo que ahora ha venido a acosarme en mi propia ciudad, una ciudad que ya no siento mía... la primera vez que soñé con paris terminaba refugiado en una celda de clausura, acostado, la única posición física permitida por el reducido espacio, con el techo contra mi rostro. otro sueño me llevó por barrios inconclusos, viajando en el metro aéreo, viendo casas desde lo alto, como ocurre por barbes-rochechouart antes de llegar a la estación république. este nuevo sueño también será del olvido o de algún violento recuerdo... queda así, en bruto. pero tibio como la noche.