1. Llegamos hace más de un mes. Paramos en casa de Kakoko (aunque debo decir, justamente, que esa casa es de doña Anabelle, su mujer, y que el negro, ergo, vive arrimado) y en un aeropuerto en Panamá, que debe ser el más puerco del mundo, con empleados que no son más groseros porque no pueden, con un calor agobiante y sin aire... en fin. Eso fue hace más de un mes.
2. En Guayaquil alcancé a dar un taller de escritura para un grupo de interesados, en la UEES, por gentileza de Xavier Quintero, ex-compañero y ex-rival político en la Católica, a fines de los 70s y principios de los 80s. Por suerte, Xavier y yo nos dejamos de perder nuestro tiempo en esos mismos años. El grupo de la UEES es disparejo pero muy bueno e interesante, con procesos diferentes. Espero que alguien tome la posta en la coordinación para que los integrantes no se dispersen.
3. La estadía misma en Guayaquil ha sido un poco de todo, con salfo negativo en todos los frentes, aunque con buenas noticias en los últimos días: Fabiana, mi hija menor, entra al pre-kinder, y eso le dará tiempo a la madre para descansar o buscar un trabajo, ambas cosas por las cuales se ha quejado desde que contrajo nupcias con este bello efebo del trópico llamado Fernandito.
4. Viajes: a Punta Blanca y territorios aledaños. Me quedé maravillado por la geografía de Ancón y lo que representa. De hecho, volví a releer la autobiografía de Petronio Cevallos que trata sobre su vida en Ancón. Una belleza de libro, desconocida en el medio y en todas partes. Petronio murió hace años en su querida New York y, aunque estuvo en un par de eventos culturales, pasó de incógnito, allá y acá. No fue profeta ni en su tierra y en la otra, que fue más suya que ésta. Pero su trabajo se mantiene como de primera línea, extremadamente poético, muy superior al 95% de la prosa que se escribe en Ecuador.
5. Hoy debo dar la charla/conversatorio en el CEN, una institución que, bajo la dirección de Susana Cepeda, fue extremadamente generosa conmigo. Hoy Susana ya no está, pero queda el CEN, con sus aciertos y problemas, como el referente de enseñanza del inglés que siempre tuvo, y un momento de transición que espero sea para bien, de todos, sobre todo de la cultura guayaquileña.
6. He leído varias cosas, y me quedo con los relatos de Chesterton y un libro de Jorge Velasco llamado Desde una oscura vigilia, que contiene cuentos que llamaría sin dudar joyas narrativas. Pero he leído más, saltado, a destiempos, como se hace a mi edad y en mis condiciones. He pasado un par de veces por el barrio y visto a los viejos que aún quedan. me he reído con sus bromas y ocurrencias y celebrado, junto al cholo Cepeda y el conde Martillo, las buenas y malas cosas de la vida. Entre éstas, un par de idas al Cabo, comentar brevemente con tristeza la muerte de Camareta, unas cervezas en el cuchitril y en una fritanguería anónima, un largo paseo por el Guasmo...
7. me cansa la política y la corrupción que campean tanto en los militantes -altos e intermedios- del gobierno actual y de Alianza País, así como en sus opositores. Siempre digo que la corrupción es el problema principal de Ecuador, no la desigualdad social, porque ésta se la puede cambiar, pero hacer que el ladrón se vuelva honrado es una tarea que le ha costado a nuestros santos y al mismo Cristo su vida. La violencia va por ahí mismo, pero más le temo a la corrupción, al chantaje por la coima que no deja que mis amigos mejoren su calidad de vida y consagra a un montón de rateros que se llevan el dinero sin hacer nada a cambio, sólo por repartir la torta que le dan. Esta es un a historia ya muy vieja y estoy seguro de que no le interesa al mashi Correa cambiarla, pues ya habría empezado con la misma ministra de Obras Públicas (no se diga una ex-funcionaria de Educación que un día hasta quiso darme lecciones de ser revolucionaria.. vulgar pilla).
8. Mi Fabia está deseosa del regreso, y Fabiana también. Este será el año de Fabiola, mi esposa y asesina. Le irá bien. Yo, por lo pronto ando con un agridulce sabor por el regreso, pues me estoy cansando de estos largos viajes y resultado en rojo que siempre me arroja, y es mucho dinero para mí. Debro preparar las clases, comprar algunos regalos y dejar las cosas en orden en la casa. Despedirme.
Por ahora, aún me quedan la charla hoy, el jueves terminar el taller, el sábado ver a algunos amigos de la escuela (darle un pendrive de música de los 70s a Arturo Murillo, quien siempre ha sido muy amable y acolitador en esos asuntos) y el domingo descanso antes del regreso el lunes... Pero la suerte ya está echada. Espero volver en mejores condiciones, aunque lo dudo, pues no estoy a favor ni de Correa ni de Nebot, y eso en Ecuador es un problema grave, dado el espíritu de provincia y revanchismo de quienes nos gobiernan local y nacionalmente.