Están molidos, debo decir de entrada. El semestre los está dejando exhaustos y con cierto nerviosismo por el fin de año (para muchos de sus estudios de Licenciatura), las tareas de última hora y los exámenes finales.
En mis clases de español (nivel 2do semestre), reducidas notablemente por los cortes presupuestarios que han puesto a más de un colega fuera de trabajo, quizá esos síntomas se sientan con mayor claridad, pues es muy difícil aprender una segunda lengua asistiendo sólo a tres horas de clase por semana y enfrentarse a un mundo cultural y gramaticalmente diferente del que ellos viven a diario.
Otro nivel de participación, discusión y formulación de problemas, en cambio, se experimentó en mi clase (en inglés ya) de introducción a la literatura latinoamericana y española, en la cual me tomé la libertad de incluir a pintores (Velásquez, Goya, dalí y Picasso), cineastas (Almodóvar, sobre todo) y músicos (Paco Ibañez y los cancioncillas de Góngora, por ejemplo, o los Ketama y Manzanita cantando poemas de Lorca), teniendo siempre los cuentos de Borges como marco de reflexión. Aunque los estudiantes de este pequeño grupo salen de la sección de español, era considerable el descanso que experimentaban al leer traducciones en su lengua materna (el inglés), no obstante lidiar con un material mucho más sofisticado.
Mi cuarta clase, también en inglés, fue una introducción a estudios latinoamericanos (basada sobre todo en historia), desafiante para todos pero igualmente reconfortante. Vi cómo mis estudiantes desde una base cero (a excepción de uno que pertenecía a niveles superiores) fueron adquiriendo una información sólida que los llevó a tareas, exposiciones orales, exámenes y debates individuales sobre Améeirca Latina. Y vi también, para gusto personal, cómo elaboraban de manera muy elaborada algunos problemas y construían respuestas para temas complejos. No deja de sorprenderme que hayan, en general, sido atraídos por tres conclusiones: 1- que en América Latina "las élites" (las clases dominantes, decimos en español) hayan acaparado todo el poder y negado el acceso a la riqueza al resto de la sociedad; 2- que los Estados Unidos hayan tenido siempre una participación radicalmente opuesta a la percepción de gran benefactor que ellos tenían de su propio país; y 3) que resulte casi imposible encontrar una salida a los tantos problemas que tiene América Latina, sobre todo luego de la Independencia y sus varias ''revoluciones''. En los tres casos, se trata para ellos de "novedades" que los han marcado por lo tremendo de las verdades que encierran. Para ser un curso introductorio, los resultados han estado mucho más allá de mis onjetivos trazados.
El fin de semestre se cierra con una ceremonia pública de entrega de premios. Estaré allí para hacerlo con tres activos participantes de mis clases, quienes marcaron la diferencia entre ser un buen y estudiante sobresaliente. Es la cosecha de su esfuerzo, tiempo invertido y consistencia. Lo que ocurrirá con ellos ya pertenece al futuro. Ojalá los desafíos que enfrenten sean menores que los que amenazan hoy por hoy a la sociedad estadounidense, que tiene tanto bueno que ofrecer (y ofrece) y tanto malo que enmendar (sobre todo en los años previos a la asunción del mando de mi presidente, el gran Barack Obama), dentro y fuera de sus fronteras.