lunes, 21 de noviembre de 2022

Esos europeos...

Esos europeos que llegaron al Nuevo Mundo y que luego llamaron "América", para referirse tanto al continente, a los Estados Unidos o al sur de todos

Esos italianos que son en Brasil la comunidad más grande y le dieron a Uruguay y a la Argentina un nuevo acento, una voz diferente, un caló que nace y crece entre Napoles y Sicilia

Esos europeos que salieron de España por el franquismo y dejaron Galicia, Euskadi, Cataluña y Andalucía para regarse por todo el continente más allá del Atlántico

Esos europeos pobres o perseguidos que dejaron barrio, amigos, familia, sueños, memorias

Esos que llegaron de otros lados más antiguos, que fueron arrancados de sus geografías para ser esclavos o sirvientes

Esos que fueron perdiendo poco a poco o de un solo golpe, allá y acá, y que solo se quedaron con unas fotos en blanco y negro, acaso una dirección en un sobre o una imagen en una película sin sonido

Esos amuletos, tatuajes y rincones del pasado se presentan a veces ante mí y lo hacen de las maneras más descabelladas, en canciones por ejemplo, en páginas de un libro que no avanzo y no sé por qué mismo. Aparecen en las páginas de los "Clásicos Grolier Jackson" que fue la primera colección que leí por entero (temo ahora abrir esas páginas nuevamente)

Esos europeos con sus libros y sus historias que solo Borges pudo compendiar desde el futuro ya no son solo eso. Ahora buscan afanados el carbón, la macilla, el camino del rebaño en el campo, las talabarterías

Los he visto siempre, he crecido con ellos, he hablado con ellos. Muchos no saben quién son ya, si el sonoro canto de los pájaros en la mañana o los mismos pájaros en el funeral de Leon Hi Fong

Esos europeos se fueron haciendo mandiga sin saberlo, se anclaron en páramos, se escribieron en  "cuadernos de bantú" y encontraron sus posesiones en bazares del centro de una ciudad junto al río

Y siendo por una parte los mismos que eran antes, dejaron de serlo simultáneamente para alegar otras palabras. Redescubrieron el amor que era el mismo amor de sus abuelos, igual de cercano a la tierra, con las mismas imperfecciones y los errores de los adolescentes (no importarles nada, vivir por vivir, reirse de todo, hacer de la rapidez la receta para las enfermedades)

Esos europeos, por ejemplo, aún se van de sus pueblos, cruzan nuevamente el Atlántico. Con una sonrisa dicen que trabajarán en tal parte, que los esperan. Pero hay otros que se quedan, más que tristes preocupados porque ya no va quedando nadie y es una sensación que desde la antípoda ya vivimos hace mucho: las casas vacías no nos son ajenas

Esos europeos, generaciones posteriores, de pronto regresan al lugar de donde salieron sus mayores, pero ya son otros, están irreconocibles porque vienen de "las tierras del nuaymás" en donde lo único que crece es el polvo con el sol y la violencia con la incertidumbre


Carta de León Iturburu (el ancestro) que desde Francia le escribe arrepentido a Veitimilla haber dejado "el Guayaquil", después de vivir allí tantos años y en donde tenía sus amigos y su vida, todo para sentirse extranjero en "la Francia":