jueves, 21 de mayo de 2020
domingo, 10 de mayo de 2020
Adiós también a mi padre, Benedicto Iturburu
* * *
mi padre y yo caminábamos 
hacia un terreno baldío y abierto al campo 
como si fuera una película de fellini 
a la izquierda había un circo inmenso 
a la derecha, un sendero que se transformaba 
en un largo camino cubierto de árboles 
vamos por el bosque, me dijo 
y a la entrada del mismo, en una pequeña habitación 
nos encontramos con un hombre ya mayor y otro muy joven 
que nos preguntaron cómo mismo era la letra de una canción 
¡ah! ¡benedicto! ¿recuerdas cómo era? le pregunté 
y mientras tarareaba la melodía 
nos pusimos a cantar a todo pecho: 
ayer era tu amante enternecido 
ahora soy tu amigo de ocasión 
tú quieres que yo vuelva arrepentido 
y yo jamás iré a pedir perdón 
y así, abrazados y cantando 
nos metimos por ese sendero protegido de árboles 
como el viejo león y el hombre de lata 
que se pierden por el camino de ladrillos amarillos 

* * *
Fabia y yo bailamos música de Sinatra antes de dormir 
Y también tangos y algunos pasillos que cantaba mi viejo
En el teatro Bogotá, al pié del Cerro Santa Ana 
Pasa la noche con el pretérito y con mi padre 
con su traje blanco, el bigote corto, bien delineado 
Y el pelo negro con brillantina 
Mi padre era uno de esos cholos guapos 
Que sabía llevar una conversación amena 
Y tomarse una botella de aguardiente para aplacar el trueno 
Lo veo en un recorte de periódico de los años cincuenta 
Anunciando hora y fecha de su presentación 
Trabajaba en una imprenta 
Jugaba a las cartas y cantaba cada mañana 
Con la radio a todo volumen 
Y cometía los errores más monstruosamente humanos 
Ya retirado, al caer la tarde en la Ciudadela 9 de Octubre 
Salía al parque del barrio 
A recordar su juventud con otros viejos 
Y nosotros decíamos que eran La Sonora Matancera
Y Don Rocafuerte era Caíto y Don Carabalí Don Rogelio 
Y mi viejo era Daniel Santos
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