miércoles, 10 de enero de 2018

¿Cómo es la influencia de Estados Unidos en América Latina?

Esta fue la pregunta que contestamos en mi último seminario. En EEUU es común encontrar clases con el tema contrario (la influencia hispana en EEUU); por ello, me propuse desarollar algo diferente.

Para hacerlo, dividí el programa en varios subtemas: político (histórico, militar), profesional, educativo, artístico, linguístico, inmigración y situación actual (gobierno de Trump). Como de costumbre, dejé un amplio margen para aventurarme en áreas y polémicas que no había estudiado en detalle. (Creo que todo profesor debe darse un tiempo para aprender de su curso y evitar repeticiones y anquilosamientos investigativos). Un felíz osbtáculo fue notar que no hay libro sobre este tema, lo cual me permitió armar una bibliografía interdisciplinaria, tanto en inglés como en español (y ahorrar de paso una buena cantidad de dinero a los estudiantes; teniendo grandes bases de datos es innecesario comprar material impreso).

Bajo los conceptos de hegemonía, colonialismo, neo-colonialismo e imperialismo, discutimos las formas de relación entre los dos bloques geográficos.



La primera conclusión fue epistémica: existe una historia documentada de la relación, bajo formas del "gran garrote", "política del buen vecino", de presión indirecta durante el período de la Guerra Fría y del desdén experimentado desde el gobierno de Bill Clinton, pasando por Bush y Obama, hasta el del actual presidente. EEUU dejó de interesarse en América Latina y dio prioridad a Asia (China, sobre todo, ahora también Rusia) y el Medio Oriente. La segunda conclusion fue que el retiro de EEUU de la política latinoamericana ha dejado un vacío de poder internacional que otras potencias e inversores buscan llenar (desde Irán hasta Rusia o China, a través de préstamos e inversiones).

A la par que existe una historia de intromisión de EEUU en los asuntos latinoamericanos (lugar común aceptado por el ciudadano), lo cual incluye apoyar golpes de estado o boicotear gobiernos contrarios a la política estadounidense, se verifica que efectos o soportes estructurales de la misma han pasado por una promoción de la lengua y culturas de dicho país: el inglés fue y es la lingua franca del mundo: los negocios o asuntos internacionales se ventilan en inglés (el francés es un caso ya minoritario en el concierto internacional) lo cual afecta al mundo profesional en general: los cuadros profesionales deben dominar o tener acceso a esta lengua, como mínimo, lo cual acentúa el caracter de dependencia y las formas neo-coloniales de relación bilateral.


El tema más complejo del curso fue la función del arte y los medios de comunicación (canciones, cine y tv incluídos) pues combinan formas libertarias de creación -como el movimiento hippie y la cultura beat de los 60, el jazz o la pintura- con modelos de comportamiento y distribución de estereotipos articulados desde Hollywood. La influencia, por ejemplo, de esta industria en México es muy clara en el desarrollo de la "época de oro" del cine azteca. En el caso más actual, la producción en América Latina de películas "independientes" apoyadas por HBO o Netflix, son claramente superiores a las que se hacían localmente. Sin embargo, es obvio que el público que las aprecia se debe a una estética forjada por las mismas cadenas transnacionales. He ahí la complejidad de la influencia: aumenta la calidad artística pero es inmediatamente integrada a un modelo estético estadounidense que descarta lo nacional de los países latinoamericanos.



Cuando abordamos el tema de la inmigración, legal e ilegal, lo hicimos asumiendo que los 11 (o 16) millones de ilegales que viven en EEUU, de los que tanto se habla, son en realidad trabajadores formados en Latinoamérica. Su educación, alimentación, desarrollo humano y crecimiento en general, ocurrieron gracias a la inversión que cada país latinoamericano hizo, pero cuyo fruto es aprovechado solamente por Estados Unidos: jóvenes de educación secundaria son la mejor mano de obra barata por la cual fábricas y fincas pagan menos del salario mínimo. Vimos cómo América Latina había perdido esa inversión y los EEUU la gozaban a cambio de nada. Esta perspectiva no se compadece con la creencia de que los emigrantes hispanoamericanos ilegales son una carga social para el Estado.

La situación actual de la influencia ha entrado en un período recesivo. Aunque no fue creado por Trump, éste es su mejor abanderado, quien añade una altísima carga de hostilidad e animadversión contra los emigrantes, fruto de su ignorancia personal aunque también de la dura realidad de la violencia de la frontera del sur (lugar en el cual muchos hispanos estadounidenses apoyan la construcción de una gran pared que contenga la emigración que tantos males les ha traído) y de la pérdida de empleos de trabajadores de EEUU por el desmantelamiento de industrias y su traslado a México. (Esto del apoyo de los hispanos que viven en la frontera a la idea del muro fue una gran sorpresa para mis estudiantes, todos ellos en contra de lo que Trump representa).



Al responder la pregunta del curso vimos que la influencia es un hecho, ha tenido varias momentos, existe a distintos niveles y ha pasado de una forma imperial a una neo-colonial mucho más discreta. El gobierno de Trump, simplemente ha pasado a un momento de mayor agresividad contra "el otro", lo cual tiene mucho que ver con el funcionamiento de NAFTA y los acuerdos comerciales, la negligencia social propia del capitalismo hacia los trabajadores de EEUU y el racismo reprimido de muchos estadounidenses, mezclado con su proverbial ignorancia y espíritu aldeano, algo que coincide con los sectores más pobres y marginados por el neo-capitalismo y la globalización, verificables en otras partes del mundo.