lunes, 22 de febrero de 2016

Donald Trump, Rafael Correa y "el impacto de lo altamente improbable"


(Lo que aquí llamamos un Cisne Negro (y con mayúscula) es un evento con los tres atributos siguientes. En primer lugar, es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas regulares, porque no hay nada en el pasado que puede apuntar de manera convincente a su posibilidad. En segundo lugar, conlleva a un impacto extremo. En tercer lugar, a pesar de su condición de rareza, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia después de los hechos, por lo que es explicable y predecible.
Me detengo y resumo el triplete: rareza, impacto extremo y retrospectiva (aunque no prospectiva). Una pequeña cantidad de Cisnes Negros explica casi todo en nuestro mundo, desde el éxito de las ideas y las religiones, a la dinámica de los acontecimientos históricos, hasta los elementos de nuestra vida personal.) TALEB

Fanático de las obras de Nassim Nicholas Taleb, me interesó mucho un artículo sobre su teoría del "cisne negro" aplicada a la actualidad electoral de Estados Unidos: http://www.politico.com/magazine/story/2016/01/donald-trump-2016-black-swan-213571
En éste se lee una síntesis del pensamiento de Taleb y una larga y aburrida aplicación al inesperado ascenso político de Donald Trump ("aburrida" porque lo que se puede decir en cinco líneas, se debe decir sólo en cinco líneas).
Para el lector laico, resumo la narración original: todos creemos que los cisnes son blancos (es lo que vemos), hasta que aparece uno negro y altera esa creencia y trae grandes consecuencias. Lo podemos aplicar a la vida: a veces un recuerdo fijo es cambiado por una nueva fuente informativa sobre ese mismo recuerdo, a todos los sistemas políticos, ideológicos, financieros y científicos.

El último gran "cisne negro" fue la crisis financiera y de bienes raíces que se dio hace nueve años en Estados Unidos. Nadie pensó que podía ocurrir porque "los bancos eran muy grandes para quebrar" (cisne blanco) o porque todo estaba en aparente orden. Hasta que empezaron los síntomas de destrucción y se descubrió que "lo estable" había sido una burbuja creada por gerentes multimillonarios, contadores y financistas corruptos que llevaban dobles cuentas (tipo Enron) y prestamistas irresponsables que dieron mucho crédito con intereses abiertos y vendieron esos préstamos para que los nuevos dueños de las deudas los aumentaran exhorbitantemente y, al final, nadie pudiera pagarlos.

Quebraron los bancos pero el gobierno de Obama, con dinero del pueblo americano, los salvó. Sin embargo, no hubo un solo preso por corrupción. Nadie fue la cárcel. Todavía se determinan los montos, pero no hay un solo culpable. Aquellos que ocasionaron el advenimiento de ese "cisne negro" siguen ganando cientos de millones anuales. Como siempre, después de la tormenta todos se declaran meteorólogos y "expertos en crisis", justamente lo contrario de lo que Taleb demuestra en sus libros.
A ese "cisne negro" lo sucedió otro en la política de Estados Unidos: Donald Trump.
Este millonrio que ha vendido su apellido para ponerlo en casinos, bares, hoteles y edificios, heredó de su padre una gran fortuna acrecentada también gracias a sus negociados en bienes raíces y televisión, como candidato ha sido, desde el principio, directo y chabacano, vulgar y fascista. Tiene más visos de peluconcito grintón e ignorante que de líder político, sin excluir ratos de franca locura e histrionismo, a lo Abdalá Bucaram. Así lo perciben las élites intelectuales, los medios de comunicación y muchos otros.

Pero la gran mayoría de sus seguidores lo ve como el mesías que hará de Estados Unidos un país nuevamente seguro y próspero, mejor que en toda su historia, según él mismo repite. Trump es el "cisne negro" de la política que ha desmovilizado a la dirección del Partido Republicano, muy cómoda contando dinero de Wall Street, y a los millonarios de ultra-derecha, acostumbrados a manipular a sus títeres del Congreso (hablo de los fabricantes de armas, medicinas y petro-químicos). Esta es la hora de la rebelión del conservadurismo político de base nacional-socialista y de millones de desencantados (de esos que aún creen que Obama nació en Kenya y es musulmán). Trump expresa el rechazo a la inoperancia del bi-partidismo y el odio a un presidente negro que vive en la Casa Blanca. Y en sus filas se encuentra también lo peor de la sociedad: desde el Klu Klux Klan y conocidos racistas anti-inmigrantes y anti-mexicanos, pasando por el desinformado en todo, hasta los que se oponen irracional o religiosamente al aborto, aunque sea resultado de violaciones o abuso sexual a menores de edad.
El "cisne negro" visita ahora también Ecuador, luego de su paso por Venezuela y Argentina, en donde se manifestó para las últimas elecciones y demostró que la oposición al ignorante Maduro y al kirchenerismo tiene más respaldo de lo que todos pensaban, incluyendo la misma oposición. Recuerdo aquí que "el cisne negro" no tiene bandera sino que es un hecho desestabilizador que derrumba lo que se cree eterno, normal o consolidado.
En Ecuador es muy claro: el petróleo, base de la economía y el funcionamiento del Estado, tenía un precio que en menos de un año se desplomó. Ninguno de los tantos "expertos en crisis", que abundan en los gobiernos de nuestras repúblicas tercermundistas, fue capaz de preveerlo. Máximo mencionaban la extinción del petróleo, "en veinte años", según lo repitió Correa tantas veces en sus sabatinas. Ahora que "el cisne negro" ha demostrado la debilidad de su sistema de reflexión y la inmadurez financiera de su programa, empiezan a aparecer graves síntomas de inestabilidad social: en menos de cinco días dos empresas han despedido a más de mil trabajadores, solo por citar un ejemplo. Y se evidencia la fragilidad de un sistema que se presentaba (y presenta) como sólido. Recientemente, Correa ha afirmado que el petróleo llegará a los 200 dólares. Asumo que lo dice por aquello de que todo lo que baja sube (y viceversa) y porque cree en la robustez de acuerdos políticos, aunque quienes los firmen no tengan políticas sólidas globalmente coherentes (cosa imposible a todas luces para cualquiera).

Esto demuestra que el "cisne negro" no ha sido reconocido y se lo prefiere ver más como un elemento estructural, propio del "sistema capitalista" (asumo prefiere no hablar de las pulverizadas economías socialistas de antaño), pues es así como lo aprendió en sus clases de economía... aunque un trabajador pobre sabe mucho más que un economista cómo funcionan la economía y la vida misma.
Hay un cisne negro instalado, hoy por hoy, en Estados Unidos, financiera y políticamente. Este es un período de un largo resfriado social en el norte. El problema es que, como bien dicen los viejos políticos: "Cuando Estados Unidos estornuda al resto del mundo le da gripe"