jueves, 31 de octubre de 2024

De por qué Kamala Harris puede perder las elecciones



Algo que siempre me llamó la atención de EEUU es el lujo que este país se da al mantener a la mitad de su población en la más abismal ignorancia. ¿Cómo tanto dinero para armas e inversiones desproporcinadas es regateado para educación y salud? Ese lujo de no atender las necesidades básicas de la gente, de favorecer desmedidamente a los multimillonarios con cero impuestos, mientras a los trabajadores les saca un tercio de su salario, es de una lógica perversa.

Cuando Hillary Clinton perdió las elecciones, estudiando más de cerca lo ocurrido, entendí con resignación que esa masa de "deplorables" es una necesidad para detener el progreso social. De hecho, ese ejército de social e intelectualmente marginado es el mejor caldo de cultivo para el populismo fascistoide de Trump y sus secuaces, esos que en cuatro años dilapidaron lo que había logrado Obama y saquearon los fondos del estado dejándolo nuevamente en ruinas para que otro demócrata (Biden) pusiera las cosas medianamente en orden.

Ese mismo ejército lumpen, que incluye a la gran mayoría de hombres y jóvenes votantes, desocupados, gente en crisis o francamente racista está en el corazón mismo de esta nación y sus resentimientos nunca dejaron de existir, siempre estuvieron esperando tomar la posta. Son los mismos que antes eran del KKK, luego se incrustaron en el partido republicano y aparecieron como Tea Party para bombardear la presidencia de Obama, de quien insistían en decir que no había nacido en EEUU, en medio de muchos disparates. Ahora se llaman MAGA.

A esa manipulación de la masa, tan usual en repúblicas del Tercer Mundo, Rusia, Corea del Norte, las teocracias musulmanas (o de cualquier religión) o la férreamente controlada China, la acompaña un bombardeo de mentiras, tergiversaciones y especulaciones que se han convertido en su fuente informativa primordial: Putin desarrolla una campaña a favor de Trump desde sus agencias que, gracias a Elon Musk y Twitter, siembran descontroladamente la desinformación necesaria contra Kamala. Algo parecido, aunque con mucho menos efecto, se encuentra haciendo Irán, que infiltró los archivos de Trump y envió la información a diarios alineados con los demócratas, aunque éstos rechazaron el regalo para no repetir lo que los republicanos hicieron con la traición de Assange cuando Putin entró a los archivos de Hillary Clinton y se los pasó a Wikileaks. (Sí, Wikileaks y Assange trabajaron y trabajan para Putin, tal como lo hizo y hace Rafael Correa, el que mantuvo con lujos a Assange en Londres).

Hoy, la clara división de votantes que se vive desde Reagan, amenaza con destruir los cimientos de la democracia de EEUU para transformarla en una tiranía controlada por conservadores multimillonarios. (¿Qué creen que quiere Musk, pagando millones en propaganda por Trump?). Los detalles se encuentran en un largo documento llamado Projecto 2025, escrito por los ideólogos del fascimo y nazismo de EEUU: 


Resumiendo: Hay una gran división en el electorado de EEUU y el bando republicano abiertamente ha  abrazado racismo, xenofobia, discriminación social y sexual. Abiertamente. (En su presidencia, Trump logró normalizar lo que antes era considerado regresión cultural y humana).


En lo que respecta propiamente a Kamala, ella cometió tres grandes errores que al final le podrían pasar factura: 1- fue irrelevante como vice-presidenta, 2- la oportunidad de oro que le dio Biden para demostrar que podía encarar grandes desafíos, cual fue solucionar el problema de la multitudinaria inmigración ilegal en la frontera sur (ella optó por excluirse y en vez de frentear el asunto, más vale cultivó una rutina tradicional de dar charlas en instituciones); 3- empezó su campaña ya muy atrasada como para que el electorado la conociera de verdad. A eso se debe sumar que en EEUU la inflación se disparó con Biden, en parte por la crisis mundial de Covid, en parte por los mismos ciclos capitalistas y en parte por errores cometidos por los asesores económicos, muchas veces impactados por las políticas internacionales (la invasión de Ucrania por Putin que desestabilizó Europa).

Hillary Clinton cometió el error de pensar que los sectores trabajadores de los estados en disputa eran incondicionales con el Partido Demócrata y ni siquiera hizo campaña, mientras Trump lo hacía hasta tres veces diarias. Kamala ha estado muy activa en ese sentido, pero los trabajadores ya están divididos y el electorado masculino (en clara lucha misógina en todo el mundo desde hace algunos años), incluyendo a los afro-americanos (como lo señala el mismo Obama) prefieren a Trump y no a una mujer en la Casa Blanca.

Estados Unidos, un país al que quiero mucho y me ha tratado siempre bien, me entristece de verlo en peligro de convertirse en otra nación del Tercer Mundo. Y cuando eso ocurra el mundo estará peor, salvo los millonarios. Si cuando a Estados Unidos le da gripe y al sur pneumonía, imaginarse lo que pasará cuando le dé cáncer.

Este escrito no es negativo ni un ejercicio de psicología inversa. Es de temor y pena por lo que se puede venir. Nosotros que hemos vivido en dictadura y bajo el crimen y la corrupción, sabemos lo que pasa cuando fuerzas destructivas se apoderan de un país (incluyo a "la izquierda" en esta generalización). Es un escrito realista. 

En caso de derrota, el siguiente paso es organizarse con la mitad vencida, usar sus recursos administrativos y preparar la resistencia. O morir.   






 

lunes, 7 de octubre de 2024

Adiós al recuerdo



A estas alturas, ya he perdido a muchos amigos y parientes. De ellos guardo en lo posible gratos recuerdos. Del breve transcurrir que es nuestra vida, de esos actos aparentemente insignificantes del diario transcurrir, acaso archivamos diminutos retazos en la memoria (aunque con orgullo puedo recordar con nitidez tres asaltos de los que he sido víctima). Cuando el tiempo lo permite, aparece el natural afán que es volver a recordar lo mejor de cada uno. 

A estas alturas, dije, recuerdo a Eduardo López, cuando a fines de los 80s caminamos un domingo de discoteca, completamente sobrios, desde Urdesa hasta el centro de Guayaqul, hablando de todo y con el mayor interés del mundo hasta despedirnos en la esquina de donde vivía. Dos años después me llamaron a contarme que había muerto, que se había hecho matar antes de que el sida le quitara el último suspiro. Fue una muerte truculenta, asicariada, en Manta.

Con Ricardo Maruri, en cambio, la propiedad de su biografía se extiende a lo que ya era recuerdo acumulado entre ambos. Ricardo era un hermano para mí y un hijo más para mis padres. A mi casa llegaba y se quedaba por el tiempo que quería y de ahí salía cuando lo deseaba, solo para regresar dos días después cual hijo prodigo. Sería muy largo enumerar los tantos pasajes y experiencias que compartimos, nuestras conversaciones, la música, mis frustraciones amorosas, el paulatino distanciamiento que atribuyo sobre todo a mi abandono y regresos intermitentes a Guayaquil.

Carlos Ríos, del barrio, no era de mis amigos más cercanos, pero era el único que hacía sentir cercano a cualquiera. Su aura lo llevaba de bromas y triviliadidades del trabajo hasta el partido de índor y la pelea. Su aura y transparencia lo convirtieron en el mejor de nosotros criterio similar compartí con Fernando Sabando -de otra esquina de la Ciudadela 9 de Octubre- al hablar del llorado Carlos Pazmiño, que era el mejor de ellos.

La formación del recuerdo y su importancia siempre me llamaron la atención. He comenzado lecturas en el asunto pero sería pretencioso resumir lo que los especialistas me enseñan y tratar de hacerlo pasar como mío. Sé que el recuerdo es una forma de recuperar en pasado: Borges lo hace afanosamente con su amiga Delia Elena San Marco, a quien quiere volver a ver luego del adiós. El mismo Borges, que en otra vida debió ser científico, neurólogo o acaso hombre del futuro, en su "Funes, el memorioso" nos lleva al temible ejemplo de alguien que no podía olvidar ningún detalle, ni de sí mismo ni de otros. 

Amigos y parientes ya han muerto, otros lo harán a su tiempo y yo también marcharé a ser hidrógeno, oxígeno, carbono, helio y acero. Unos ya se están yendo. Lo hacen poco a poco. Por ejemplo: ya no me reconocen, y si acaso lo hacen es brevemente, en un atisbo; desde una hendija nos ven pasar por su memoria como diciendo "a ese lo conozco, pero no me acuerdo bien" y cierran con fuerza la ventana. Así también se fue mi abuela mientras llamaba a Isidro Saén y a mi tío José Ignacio.

En mis últimas lecturas casi con alegría pude comprobar una sospecha que me negaron hace años: el  recuerdo está emparentado orgánicamente también al corazón. Es decir, todos los poemas y canciones del mundo en las que el corazón es protagonista de un recuerdo puede ser científicamente establecido. 

Hoy, ese corazón poco a poco recoge sus tereques. Poco a poco digo, como el poema de Medardo Angel Silva que aprendimos en el colegio: "Se va con algo mío la tarde que se aleja..."

The Neuroscience of Conversations

Why we remember — and forget. And what we can do about it

“Funes the Memorious" and Other Cases of Extraordinary Memory