miércoles, 15 de enero de 2020
De falsos intelectuales allá y acá
Después de tantos años en el mundo universitario de EEUU, puedo anotar que:
1- Los profesores universitarios en EEUU desempeñan la función de "intelectuales": ellos realizan investigaciones, viajes, publicaciones y debates; y a menudo creen saber más que los otros, cosa que la muestran a través del desdén o algún notorio complejo de superioridad (o inferioridad, según los expertos). Súmese a esto el prestigio de la unidad académica o la tribu a la que pertenecen, otro motivo de auto-elogio;
2- Obviamente, hay también profesionales que simplemente cumplen con la máxima popular de que "el que sabe, habla poco y espeso", son generosos a todo nivel y por lo general poseen una madurez humana e intelectual que les permite navegar con facilidad el engañoso mundo académico del norte. Al mismo tiempo y por suerte, gozan de una notable dosis de diplomacia en el trato directo y en la manera de conducirse en general (importantísimo para la supervivencia laboral);
3- En América Latina, en cambio, tradicionalmente los "intelectuales" han tenido una filiación y formación marxistas y las investigaciones siempre han estado ligadas a momentos históricos y procesos de diferentes grupos sociales, acaso también a capítulos específicos de alta conflictividad en sus países. Esta tradición se ha forjado al calor de la participación en los procesos revolucionarios de nuestra geografía y en el impacto de las revoluciones china y rusa, así como en la militancia partidaria que cohesiona las experiencias leninista, trostkista y maoista con el punto de vista de dicho "intelectual";
4- En América Latina son proverbiales las palabras de Fidel Castro a los intelecuales, así como la concepción del "hombre nuevo" que esbosó el Che Guevara, ambos haciéndose eco de lo que con extrema sobriedad formuló Antonio Gramsci desde la cárcel;
4- En esa tradición intelectual, las lecturas de Marx y Engels se ven completadas por los manuscritos de teóricos como Adorno, Horkheimer y Althusser, entre otros. A un nivel de mayor sofisticación encontramos a Nietszche, Walter Benjamín, Foucault, y posteriormente Habermas, Jameson, Raymond Williams, Bourdieu y tantos otros que movilizaron la muchas veces dogmática comprensión de las cosas que ofrecen el materialismos histórico y dialéctico (o su vulgarización). Pero volvamos:
5- Pertenecen a esta tradición latinoamericana revolucionaria muchos escritores, los mismos que muchas vecen borran la diferencia entre "intelectual" y escritor, y en menor medida la de "intelectual"/profesor universitario/escritor/militante partidista. Los ejemplos más altos quizá se encuentren en la primera etapa del Frente Sandinista (Nicaragua), cuya plana mayor era de dirigentes políticos quienes funcionaban también como "intelectuales de izquierda" y escritores "comprometidos"; obviamente, la post-revolución mexicana, la revolución cubana y los procesos sociales en Brasil, Uruguay, Argentina y Chile oferencen muchos ejemplos y variaciones de este capítulo de nuestra "cultura letrada";
6- Las dos grandes experiencias de intelectuales en EEUU y América Latina, esos dos grandes bloques de conducta intelectual, claramente responden a patrones sociales concretos, a puntos de vista personales y de estatus cultural. En ambas encuentro puntos a favor y en contra, en ambas noto también las torpezas y vanidades más grandes, así como momentos de solidaridad extrema entre colegas;
7- Los pormenores de una "historia intelectual de los EEUU" (no creo haya sido aún escrita) ofrecen maravillas en el detalle, en los temas impensados que de repente desembocan en un excelente ensayo o libro; pero también revelan mucha superficialidad, apresuramiento y novelería. Así, siempre extrañaré la falta de pragmatismo y participación social, en la política propiamente, de los "intelectuales" norteamericanos (o sea, los profesores universitarios), muchos viviendo en torres de marfil que monitorean desde sus oficinas o peleando por tener poder administrativo y palanqueo. Así, siempre reconoceré la dificultad de salir adelante en medios económicamente pobres, como nuestros países del sur y el empuje de seguir viviendo la complicada vida, tal como se les presenta.
En lo personal, tanto allá como acá, he guardado como mías las palabras de Fernando Nieto Cadena sobre los intelectuales, los críticos literarios y los que se sobran frente al pobre: "Me aburren sus puerilidades".