1- A los tres años, para que no le arrebataran la comida, rodeaba el plato con un brazo mientras se llenaba la boca hasta tener las mejillas hinchadas. Como un roedor, la masticaba poco a poco. Cuando lo trajimos, cada vez que estaba contento y quería más, solo se frotaba rápidamente las manos. Tenía un agujero en el paladar que le causaba infección. Ahora está bien. No se acuerda de nada de esto.
2- Mi padre me iba a ver a casa los domingos. Yo era una niña pero recuerdo claramente que salíamos de Brooklyn hacia el Central Park. Ahí nos sentábamos todo el día en la misma banca, religiosamente, mientras él bebía vodka de su botella escondida en una funda de papel. Conocíamos a todos los que pasaban. Hasta les habíamos puesto nombres. Así me acostumbré a ver a la gente, creo que así comenzó todo.
3- Luego que supe la historia, era comprensible que dejaran que la casa se destruyera.
Siempre hay algo inconcluso en el sótano que tiene que ver con la limpieza, el orden, el exceso de juguetes, ropa o utensilios. Lo he pintado, está muy claro y se ve agradable. Pero aún no me gusta su olor y hay mucho por hacer. Cuando no quiero algo lo pongo afuera de la casa y se lo llevan. Funciona algunas veces, otras no: puse dos televisores (de los viejos) y nadie se los llevó. Tengo aún en el patio el trampolín, desmantelado por suerte, en el cual saltaban las muchachas desde el techo. También sus palos de jugar jockey, los patines de hielo y una caja con decenas de pelotas viejas y sucias. Además de sus trofeos y posters, dejaron prendas de vestir, botellas de vodka y tarros de cerveza. Asumo que el gato era el que tenía pulgas.
4- El 25 se batió record de calor: 69 o 70 y pico de grados Fahrenheit. Las nenas estaban contentas con los regalos. Me pasé viendo películas y deportes en la televisión. Oyendo música. Hace mucho que dejé la literatura. No tengo tiempo ni ganas. Vincent me enseñó sus últimos artículos y entusiasmado me dijo: los escoceses peleaban con el sonido de las gaitas de fondo, con falda y sin calzoncillo, cuchillo en mano. Ya no escribo ni publico, le comenté. Me miró extrañado. Rumbo al Coliseo hablamos de los hijos, la familia, el divorcio. Siempre terminamos hablando de lo mismo con Vincent. Fuimos los primeros en llegar. La ceremonia empezó con un breve retraso pero la banda de gaiteros sonaba espléndida.
5- Hacía tiempo que no veía a Erin. Estaba sentada junto a un profesor de Historia. Conversamos. Es muy amena, directa y con un buen sentido de humor. Desde que murió Rick me he pasado oyendo a Sinatra, le dije. Es mi favorito, contestó. Conozco toda su obra. Creo que la única persona a la que no le gusta es a Sinead O'Conner. "Si fuera hombre le sacaba la cresta" dijo Sinatra cuando ella rompió una foto del Papa. Conversamos un rato más y luego salí. Era temprano pero ya estaba oscuro, oscuro y frío. Era domingo. Recorrí las calles y vi algunas casas iluminadas con luces de colores. Compré unas cervezas y regresé a casa a seguir oyendo a Sinatra.