El primer libro es una secuencia muy amena y certera de entrevistas hechas en varios tiempos por Sergio Rubin y Francesa Ambrogetti sobre: familia, emigración, nacimiento, infancia, adolescencia, tango, fútbol, amor, militancia religiosa y ayuda social, su encuentro con Jorge Luis Borges, problemas con el gobierno de Kichner y rumores de colaboracionismo con la dictadura militar argentina. Al final del libro, se incluye un largo e inteligente análisis literario de Bergoglio sobre "Martin Fierro", en el cual reflexiona sobre la argentineidad, el sentido de patria y el futuro del pueblo. De formación jesuíta (férrea, enciclopédica, actualizada y profunda) y con un regusto por el arte (alto y bajo), Bergoglio es un personante fascinante y, sobre todo, real, verdadero: dice las cosas de manera directa, sincera y oportuna. No hay sombra de petulancia, pero tampoco de cobardía.
Luego de leer este libro, resulta obvio que Bergoglio estaba listo para devenir en una figura mundial preponderante, de impacto, pues su sabiduría es la de los grandes, aquellos que generalmente son solo patrimonio de períodos y países. Aquí, para felicidad de millones, es un hombre de Dios con una clara opción por el pobre desde la Biblia, sin necesidad de entrar en radicalismos izquierdistas. Si se quiere conocerlo, entender su estilo (su humor, su jerga o su radical argentinismo, por ejemplo), o verlo en la dimensión más cercana y sin mediaciones, este libro es lo mejor (se lo puede bajar y gratuitamente en el internet). Si se quiere entender los estragos del cambio de Argentina por el Vaticano, quizá el libro de Ivereigh sea más oportuno. Veamos.
"The Great Reformer. Francis and the Making of a Radical Pope" apareció hace pocos meses. Su autor es un especialista en estudios religiosos (su tesis doctoral es una historia de la Iglesia Católica en Argentina) y conoce muy bien el tema. El libro, superbamente escrito y documentado, permite entender al hombre en su medio, su desarrollo, sus temores y fortalezas teológicas e intelectuales. Se distribuye en capítulos que corresponden de las áreas o períodos vitales en los que se podría estructurar la vida y obra del nuevo Papa. Sin embargo, más allá de las bondades de toda biografía de famosos, ésta apunta, está abalada por una herencia de miles de años, tanto en estilo como en concepción. Así, de repente, nos encontramos con el hecho de que el discurso hagiográfico se filtra y genera ramas, subtemas, tópicos y párrafos enteros que van haciendo de la figura de Bergoglio la de un Papa y comienzan a coincidir con la de un posible santo.
Una excelente entrada en italiano, en el no siempre apropiado sistema de Wikipedia (tipear agiografia), incluye varios géneros y subgéneros que alimentan o construyen la figura de un santo desde la hagiografía. Esta realidad cobra sentido y fuerza si recordamos que los religiosos devotos de la piedad, como lo es Bergoglio, buscan "imitar a Cristo", lo cual conlleva una fuerte carga de sufrimiento, sacrificio, paciencia y madurez en el entorno. Y en esta vida que quieren moldear según el canon, será normal -y necesario para todo procesos de santificación- pasar por algunos requisitos:
1- venir de familia humilde o renunciar a las riquezas mundanas,
2- escuchar el llamado a la vida religiosa desde edad temprana,
3- pasar por pruebas de duda o renuncia de la fe;
4- ser marginado por la comunidad que lo acoge (incomprendido);
5- ser falsamente acusado;
6- mantener un activismo social constante;
7- reivindicarse en la fe;
8- morir en Dios;
9- hacer milagros port-mortem; entre otros
Los dos libros mencionados se nutren de la tradicion de la escritura religiosa, pues sus testimonios se emparentan con la llamada "vitae" o vida de santos (ver los dos oportunos volúmenes de la Vorágine). Quizá, algún día, el mismo Papa Francisco nos dé por escrito sus propias "Confesiones", a lo San Agustín. Por ahora, luego de leer lo que ha vivido en Argentina, en su amado Buenos Aires, es comprensible verlo sonriendo en el Vaticano, libre de las ataduras de los compromisos y las tensiones que debió enfrentar durante años en su tierra natal, sobre todo desde la política. Y es comprensible también escucharlo decir con humor una cosa y la otra (la gente que no lo ha leído no lo ha entendido, y de esos hay muchos, sobre todo cuando no quieren reconocer su calidad humana), expresar su nostalgia por volver a su casa (porteño, al fin al cabo, del San Lorenzo) y aventurarse a expresar su deseo por volver al relativo anonimato de antes, a manera de predicción divina: "Dos o tres años más".... porque uno idealiza el pasado, el lugar de origen, sobre todo cuando debe recomponer el gran deterioro institucional de la Iglesia Católica (corrupción a todo nivel, pedofilia, mafia, dinero robado, cuentas bancarias y gastos exagerados, etc), y lidiar con los burócratas que, de repente, ven su terreno mermado en el Vaticano.
Volviendo: los dos libros son una invitación para cualquier interesado en el Papa, en su palabra en directo. Son también una iniciación en sus escritos, pues hay un material abundante que aún no ha recibido la atención que merece, pues se trata de un hombre que llega a las mismas conclusiones desde un camino diferente, pero con la sabiduría que a todos nos falta a la hora de la hora.