domingo, 30 de junio de 2024

Historia personal de canciones relacionadas con la lluvia

Primero fue el tango. Y con el tango se dio una lúcida concresión de reflexión varonil, aura mediocritas, cierta tristeza y también aceptación del irremediable presente:

"Afuera es noche y llueve tanto

ven a mi lado, me dijiste 

Hoy tu palabra es como un manto,

un manto grato de amistad"

Yo era un pibe en esos años en que mi viejo ponía a todo volumen la radio en la mañana y el fin de semana el tocadiscos para escuchar los tangos con los que había crecido y nos hizo crecer (que Dios te tenga en su gloria, Benedicto, padre querido). Y así,se fue creando el sedimento musical y memorial que hoy reclama su puesto en el album de la vida que hemos vivido. En ese llamado de atención existencial, el tema de la lluvia es preponderante porque cubre mucho de lo que sentimos y pensamos antes y después y ahora mismo. ¿Cómo así? Quizá por la textura del agua, su transparencia y fluidez, su fuerza e imposibilidad de ser agarrada, acaso por la manera brusca en que se manifiesta -como el "aguacero de Mayo que va a caer" del que nos habla El Gran Combo de Puerto Rico, canción en la que la lluvia es parte del paisaje amoroso- o acaso directamente ligera como las gotas del Grupo Niche o mezclada con tierra y viento, como en el invencible "Huracán" de la Sonora Ponceña.

Yo era un pibe, dije arriba, un niño, un peladito. Pero la música estuvo siempre en mi vida. Y si estuvo en la mía estuvo en la de todos, como ocurre siempre en los hogares populares de ese trópico que resiste la muerte. Luego del tango vino el twist y en mi casa había en un LP del cubano Danny Puga.



"Lluvia que golpeas mi ventana

con tu suave tintineo

¡cuántos recuerdos!

Lluvia, tú me traes a la mente,

el pasado tan lejano 

que hoy vuelve a mí"

Así empieza la canción de los 60s y puedo asegurar sin arrogancia que aprendí de memoria todas las letras de ese disco. Esa canción devino en el primer ejemplo de la importancia de la lluvia como representación del sentimiento y mecanismo de expresión del amor, el adiós, la tristeza y la nostalgia, algo que los románticos del siglo XVIII y XIX exploraron con brillatez: 

"El gran amor que tú nunca entendiste

y a tu alma insensible nunca pudo llegar.

Fatalidad"

En la memoria de mi barrio, sin embargo, hay muchas otras referencias musicales. Quizá la primera de ellas, en son de balada ritmica y protesta social, pertenece a los Iracundos, un poco al impulso de lo que había sido la música pop y social en los EEUU en esa gran década, y adivinando el sentimiento de zozobra propio de toda juventud frente al futuro:

"Bajo un monte lleno de miedo y ambiciones

siempre debe haber ese algo que no muere.

Muchos de luchar están cansados 

y no creen más en nada de lo bueno de este mundo.

El mundo está cambiando y cambiará más.

El cielo se está nublando hasta ponerse a llorar.

Y la lluvia caerá, luego vendrá el sereno".

Pero la lluvia, que evoca tantas cosas, gracias a los mismos Iracundos nos llegó también como mensaje apocalíptico que cede al amor:

"Ya la lluvia terminó, 

el cielo ahora está azul para los dos".

Años más tarde, hacia fines de los 70s, gracias a la musicalización que Alberto Cortés hizo de un poema de Borges, escuché con atención y encanto, acaso también como callada derrota, estos versos:

"Bruscamente la tarde se ha aclarado

porque ya cae la lluvia minuciosa.

Cae o cayó, la lluvia es una cosa

que sin duda sucede en el pasado".

Para los 80s, en esa ruleta rusa musical que ha sido mi vida, la siguiente referencia se concreta en la voz de Eddie Santiago, en una salsa emblemática que describe una escena de amor y despedida:

"Lluvia, tus besos fríos como la lluvia

que gota a gota fueron enfriando

mi alma, mi cuerpo y mi ser.

Lluvia, tus manos frías como la lluvia

que día a día fueron enfriando

mi ardiente deseo y mi piel"

Ya para los 90s y en el mismo género musical, el tema de la lluvia, en la voz de Johnny Rivera me regresa a los dos últimos años que viví en Guayaquil:

"¿Cuando parará la lluvia en mi corazón?

¿Cuando dejará de hablarme con su voz?

Busco y no encuentro

sueño estar despierto y no entiendo

¿cuándo para la lluvia en mi corazón?

Al sentarme a recordar estas canciones, aparecen otras, en inglés, francés, italiano o portugués. Canciones que me han acompañado a lo largo de mi vida y me devuelven a mi propia historia pero de una manera menos reverencial y atenta. Casi buscando el olvido o dejándome llevar por sus aguas. 

Fiel también al otro que soy (que soy yo mismo) busco un puente entre el barrio y mis libros, entre mi corazón y mi mente, y siempre aparece la poesía del extrañado Fernando Nieto Cadena en sus poemas en los que nombra la lluvia en Guayaquil, esa que es llovizna, chaparrón, aguacero, aguacerón, inundación, diluvio. Y en ese puente, llegansdo al otyro lado, recuerdo que Chaucer y Cervantes saben de la lluvia en sus obras, que en la Iliada llueve sangre y que en la Biblia y la vida de sus santos es motivo frecuente. El otro que también soy recuerda los Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, que con tanta simpatía y libertad escribió el tema de que llover es llorar. 

En la gran historia de las canciones personales sobre la lluvia, esa enciclopedia humana que jamás será escrita, entran éstas y muchas otras: 

https://www.theclinic.cl/2012/12/19/30-canciones-de-lluvia-para-escuchar-en-casa

Después de la mía te toca la tuya: